Esta semana me ha tocado
colaborar en la elaboración de algunos disfraces para celebrar la fiesta
de Halloween, la cual se celebra el 31 de
octubre y aunque esta festividad no es
propia de Venezuela, muchas personas la celebran, se disfrazan, van a fiestas,
sobre todo en clubes y discotecas, uno de los elementos simbólicos de esta
fiesta es la calabaza, conocida en nuestro país como la auyama. En muchos
países esta es una tradición muy arraigada y la historia de esta fiesta es
conocida por todos.
Por mi parte, siempre tuve la
curiosidad de saber, el significado que tiene la auyama (calabaza, zapallo) en
esta celebración, porque en la cultura popular de Venezuela, existe una
creencia que una auyama (calabaza), colocada en su negocio o
en su casa “absorben las malas energías”. Se dice que, si la energía
es positiva, la auyama puede durar muchísimo tiempo, pero si absorbe algo “malo”,
enseguida se pudre e incluso se pone aguada. Esta duda me animó a la búsqueda
de respuesta y me entero, que la calabaza de Halloween no tiene relación alguna
con la creencia popular en Venezuela. Sin embargo, creo que muchos se han preguntado,
como yo, por qué esta calabaza es uno de los símbolos de la “Noche de Brujas”.
Aquí va la respuesta: la curiosa historia viene de Irlanda, lugar en donde nace
esta celebración.
El actor principal de esta
leyenda se llama Jack, un granjero avaro y embustero que acostumbraba estafar a
sus semejantes. Cierto día, el diablo fue a buscar a Jack con el propósito de
llevarse su alma. Sin embargo, el granjero logró engañarlo, haciendo que este
se convirtiera en moneda, para luego meterlo en un portamonedas en el que se
encontraba un crucifijo y donde el diablo quedo atrapado. A cambio de su
libertad, el diablo prometió que “jamás lo volvería a buscar”.
Al cabo de varios años, Jack
murió, pero fue rechazado en el cielo y al llegar al infierno el diablo tampoco
quiso recibirlo, y lo condenó a deambular por los oscuros caminos del
purgatorio.
Antes de partir, Jack le
pidió un último favor: una luz que pueda alumbrar su camino. Entonces, el
diablo le entregó una brasa que nunca dejaría de arder. El granjero cogió uno
de los nabos que llevaba en su bolso, le hizo un hueco y colocó la brasa dentro
de los tubérculos.
Desde entonces en Irlanda se
hizo popular la historia de Jack of the Lantern (Jack, el del farol) y se le
relacionó a las celebraciones del Samhain, festividad de origen celta
que marcaba la transición (el paso de un año a otro) de apertura al otro mundo.
Con la llegada de inmigrantes
irlandeses a Estados Unidos, la celebración cobró gran importancia y se
convirtió en una tradición. Sin embargo, al no haber una plantación de nabos o betarragas,
pero sí un exceso de calabazas, los estadounidenses decidieron cambiarla.
Desde entonces se tallan
rostros terroríficos en las calabazas (supuestamente la cara de Jack). Estas
hortalizas son colocadas en las ventanas de las casas para, según las
creencias, ahuyentan al diablo.
T.A.F