El vino
es una de las bebidas más antiguas y durante siglos el saber sobre esta bebida
siempre fue considerado como sinónimo de sofisticación cultural, hoy en día es cada
vez más común saber de vinos, ya que la cultura del vino se ha extendido
cada día más. Creo que para tener conocimiento de vinos es imprescindible conocer
los tipos de uva que da la vid, ya que las uvas son la materia
prima y de ellas dependerán muchas características del vino, como el sabor y el
aroma. En verdad, en mi caso, lo que me interesa es elegir un “buen vino” a la
hora de acompañar una comida o simplemente compartir una botella con amigos y
esto en la mayoría de las veces no depende del precio sino, que me guste él
vino. Así fue que, aprovechando mi ocio, decidí, acudir a unas charlas: “El
secreto del vino está en el tipo de uva”. Me enseñaron, algo básico pero muy
importante, elegir los vinos conociendo la procedencia de la uva, que es de
donde emanan vinos con diferentes
sabores y aromas. Compartiendo la lectura de mis notas de la charla, te invito a que descubras
como yo, las variedades y las diferencias existentes entre las uvas más
utilizadas y los vinos derivados.
"De Todo" con los padres
No
he querido pasar por alto este día y felicitar a todos los padres, en especial
a mis amigos que cumplen con este “rol”, como mi blog se trata “De Todo” he
investigado con mi amigo “Google” los orígenes de esta celebración y he
encontrado entre los muchos escritos, uno que creo que es el más extenso
pero el más aclarativo el cual compartiré con ustedes.
Tomado de: costumbres y tradiciones
La ocurrencia más parecida a nuestro Día del Padre
fue en la antigua Roma una celebración llamada “Roman Parentalia”, que
era desde el 13 de febrero al 22. Este festival, sin embargo, no era para los
padres vivos, pero era más bien un momento de recuerdo y conmemoración de los
padres fallecidos y familia.
La ceremonia se realizaba, decía Ovidio, para “aplacar
las almas de sus Padres”. Esta ocurrencia anual llegó a ser una reunión
familiar. Los miembros ofrecían vino, leche, miel, aceite y agua en las tumbas
decoradas con flores. Esta ceremonia se conocía como Caristia...
Borburata en mis recuerdos.
La playa ha
sido mi destino turístico más recurrente y no solo en época vacacional, sino en
cualquier oportunidad que se me presente. Para mí, el estar frente al inmenso
mar, tomar el sol, sentir la arena bajo mis pies es algo fascinante. En uno de
esos viajes playeros a la bahía de Patanemo, por uno de esos desvíos de la
carretera principal, me topé con un pueblo a dos kilómetros de la playa “La
Rosa”, al pie de la montaña, donde al llegar me conseguí con gente alegre y repicar
de tambores. Desde ese día quede enamorada de Borburata. Sorpresivamente dos
meses después llego´ al Banco donde trabajaba una promoción inmobiliaria donde
nos ofrecían en venta unas casas con su financiamiento justo en Borburata, no
lo pensé dos veces y así fue como me hice la feliz propietaria de una casa
“playera” justo en el pueblo al pie de la montaña a dos kilómetros de la playa
y con la gente más alegre y “bonachona” que jamás había conocido. Con la
llegada del mes de junio mis recuerdos de Borburata emergen, como olvidar la
fiesta de San Juan y sus tambores. Aunque la fiesta es el 24 de junio, en la
nominada “Esquina del Tambor” hay toques de tambores cumacos (El Cumacos se percute con las manos y el ejecutante
sentado sobre el tambor acostado en el piso en posición horizontal. Un segundo
ejecutante, y hasta un tercero, percute con laures directamente sobre el cuerpo),
los tres sábados que preceden al de junio, como una forma de adelantarse al
ritual y que la gente “vaya calentando los cueros y las caderas” y a partir del
mes de junio, cada noche suenan los tambores, los cuales arrecian los fines de
semana, la imagen de San Juan es llevada al bar más tradicional del pueblo
donde la gente le lleva sus ofrendas y la noche del 23, se dejan ver
los adornados altares que ocupa el santo y al ritmo de tambores se realiza el
Velorio de San Juan, la noche transcurre acompañada de licor y tambor. El 24 en
la mañana, bien temprano se prepara el santo para salir de la casa donde está
guardado, comienza el sangueo, es llevado a la iglesia acompañado de casi todo el
pueblo, el ron sigue corriendo y no siempre el cura deja entrar al santo a la
iglesia, va a depender de la sobriedad de la gente, una vez concluida marca de
nuevo el comienzo del repique de los tambores...
La procesión
recorre el pueblo, casa por casa, donde hay que brindar y el santo va
recibiendo dádivas, agradecimientos y reconocimientos, esta procesión de gente
se dirige a la casa de donde salió el santo, allí se reúnen y continúan la
celebración entre fuegos artificiales, bebidas, tambores y bailes. Mientras que,
en la plaza frente a la iglesia, el pueblo prepara un suculento sancocho
comunal para que gente recupere sus fuerzas. Habrá más recuerdos…
T.A.F
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