El alma de la mujer.

 


Leyendo los Twitter que sigo, me encontré con uno que me pareció interesante, pues a mis años y habiendo estudiado en colegio de monjas jamás había oído algo parecido. Fue un Twitter que tenía un hilo largo, que se refería a la imagen creada por la religión católica respecto a dos tipos de mujeres, una detestable, odiosa, representada por Eva y otra venerable, noble representada por la Virgen María, modelos que simbolizan “lo malo” y “lo bueno”. Se trata de dos tipos de mujeres completamente opuestas, Una es Eva y la otra María. La primera relacionada con todo lo indigno: el pecado, la maldad, la sexualidad; en tanto que la segunda se asocia con la pureza, la obediencia, la inocencia y la conciliadora entre lo divino y lo humano.

Creo que estos son argumentos que la sociedad patriarcal ha aprovechado para mantener sus valores machistas, como son la obediencia y la sumisión de la mujer.

Pero lo que más me llamó la atención fue uno de los tuits, de este largo hilo, que se refería a que, durante muchos siglos, las mujeres fueron consideradas por la iglesia, como criaturas “sin alma”. Esto me dejó tan impresionada, que me motivó a buscar más información.

Y ha sido en muchas épocas y en culturas diferentes, que se ha dudado de la condición humana de la mujer, se ha abusado de ella como objeto. Los hombres de algunas civilizaciones, tenían la firme duda de que la mujer fuera íntegramente una criatura humana por lo cual, en el Concilio de Macon, en el siglo IV de nuestra era, se discutió frenéticamente el caso: si posiblemente la mujer poseía un alma, habiéndose sometido a votación y resuelto la duda, por una escasa mayoría.

Durante siglos, fueron muy pocos los que impugnaron la creencia de la inferioridad de la mujer, inclusive, hubo quienes suponían que el cerebro femenino era mas pequeño que el del varón, pero de naturaleza más emotiva.

En la edad media los teólogos, todos hombres, se preguntaban incluso, si nosotras las mujeres éramos seres humanos. Se preguntaban “¿Tienen un alma o eran mas equiparables a animales superiores?”. Lo peor es que las mismas mujeres internalizaban estas actitudes y terminaban creyéndolas y aceptándolas.

Durante el feudalismo, donde la iglesia tenía un poder absoluto y por ser también la única institución educativa, fue la primera en predicar que la opresión de la mujer era algo “natural”, puesto que en el génisis se dice que tiene que vivir sometida a la autoridad del hombre.

Por supuesto hay voces, dentro la iglesia, quienes refutan estas afirmaciones, pero con argumentos muy poco convincentes “remontándonos al siglo XVI: en esta época, un joven profesor de Silesia llamado Valentius Acidalius, tuvo la ocurrencia de diseñar un panfleto humorístico en el que aprovechó la ambigüedad del término latino “homo” (el cual tiene dos acepciones: la de ser humano y la de varón) para demostrar que, según la Biblia, sólo los varones adultos tenían alma. Sin embargo, algunas personas no parecieron entender la broma, entre las que se encontraba un tal Simon Geddicus, que diseñó otro panfleto a modo de respuesta titulado "Defensa del sexo femenino". La mecha de la polémica estaba encendida y, a veces como burla a veces como crítica, fue retomada en nuevos panfletos, artículos y libros en los siglos posteriores hasta llegar a manos de los enciclopedistas franceses, que afirmaron que fue el Concilio de Trento donde por fin se reconoció que la mujer tenía alma, lo cual, nunca se afirmó en la Edad Media.

Simone de Beauvoir llegó a más, y afirmó que “los enciclopedistas quitaron definitivamente el polvo de la caspa eclesiástica, que había condenado a la mujer al nivel de los animales desde los orígenes del cristianismo”.

T.A.F.


 

 

 

La impresionista: Blanche Hoschedé Monet.


En Twitter, sigo un grupo que recomiendan libros, sobre todo en PDF, la semana pasada por ser, el aniversario del nacimiento de Claude Monet, recomendaron un libro sobre pintura impresionista, de hecho sé poco sobre este tipo de pintura, lo que me motivó a investigar sobre el tema y me encuentro que el libro fue escrito por Jean-Pierre, hermano de Blanche Hoschedé, hasta el momento no tenía idea quien era Blanche, resultó ser una artista, muy talentosa, emparentada con Claude Monet, pero mantenida en segundo plano, me imagino que por ser mujer.

Se dice que fue el crítico Louis Leroy, quien citando peyorativamente un cuadro, “Impresión: sol naciente”, pintado por Monet, le pone el nombre de Impresionismo a este movimiento artístico.

Este movimiento impresionista, aparece en la segunda mitad del siglo XIX, su objetivo es plasmar la luz y el instante, sin importar identificar aquello que la proyecta.

Blanche Hoschedé, nacida en Paris, en noviembre de 1865, segunda hija de Ernest Hoschedé y su esposa Alice; se convertiría en nuera de Claude Monet, al casarse con Jean Monet, hijo mayor del primer matrimonio del pintor.

Ernest, el padre de Blanche, era un mercante de los grandes almacenes de Paris, que coleccionaba pinturas impresionistas y era un importante mecenas de Monet. Pero por “malos” negocios, pierde todas sus posesiones, incluyendo su castillo y toda su colección de arte. Entonces, Monet se ve obligado, moralmente a enfrentar este hecho e invita a Ernest a mudarse con su esposa y sus seis hijos.

Así, Ernest Hoschedé, Alice y sus seis hijos se mudaron a una gran casa con Monet, su esposa Camille y sus dos hijos.

Después de la muerte de Camille, la esposa de Monet, en septiembre de 1879, Alice y sus hijos continuaron viviendo con Monet, hasta después de la muerte de Ernest en 1891. Un año despues, Claude y Alice se casaron el 16 de julio de 1892 

Blanche, rápidamente en ese hambiente, se sintió atraída por la pintura y desde su adolescencia, acompañó a Monet al lugar de trabajo, ayudándolo a llevar sus pinturas y equipos, ella también empezó a pintar, trabajaba cerca de él, pero sin pintar su mismo patrón, Monet contemplaba la pintura de Blanche, a veces la felicitaba otras veces la reprochaba, pero constantemente le repite “mira la naturaleza y pinta lo que ves, como puedas”.

Monet era capaz de hacer maravillas con la pintura, logrando que sus lienzos fueran una fiesta de luz y colores. Todo esto se lo enseñó a su hijastra, Blanche Hoschedé-Monet. De hecho, las pinturas de Blanche, se encuentran entre los lienzos más sorprendentes del impresionismo.

Pero, aunque estos últimos años, Blanche, ha recibido el reconocimiento que se merece, sobre todo en Francia, a nivel internacional todavía permanece a la sombra de Monet. Esto no tiene que ver con que sea Blanche, ni con su talento, que de hecho tiene mucho. Mas bien tiene que ver con la llamada “mirada masculina del arte”.

Alrededor de 1850, hubo una proposición, donde los grandes maestros de la pintura deberían ser blancos, occidentales y masculinos.

Al expandirse esta suposición, en las universidades, en los museos y en el comercio del arte, las artistas femeninas pasaron casi al anonimato. Sus obras terminaron en depósitos o fueron atribuidas a artistas masculinos.

Blanche Hoschedé-Monet, murió el 8 de diciembre de 1947. Deja un considerable legado, tanto en su propio nombre como en el nombre de su padrastro y suegro Claude Monet, y puede ser llamada, con razón una, impresionista de pleno derecho.

T.A.F.


 

 


Las beguinas.

Leyendo los Twitter esta semana, me enteré muy superficialmente, sobre unas mujeres, que fueron las primeras “feministas” de la historia, las llamaban: Las beguinas. Fue tal mi curiosidad que me dediqué a averiguar más sobre ellas.

Estas mujeres no sólo crearon el primer movimiento feminista, sino, además, fueron las primeras mujeres en la Historia que vivieron aisladas de los hombres, fueron también las primeras humanistas, maestras, enfermeras y trabajadoras sociales. Aparecieron en un momento histórico, donde la participación de la mujer en la sociedad era prácticamente inexistente, donde su espacio propio, se veía reducido a la casa, al palacio o al convento. Las pobres, tenían como única salida ayudar a sus esposos en la agricultura y muchas no podían pagar la dote necesaria que exigía la iglesia para que pudieran entrar a un convento con el fin de mejorar su vida.

Las beguinas fueron mujeres cristianas que, en el siglo XII, decidieron agruparse para vivir juntas su aspiración de entrega a Dios, ayudar a los más necesitados, pero haciéndolo al margen de las estructuras de la Iglesia católica, a la que rechazaban por su corrupción y por no reconocer los derechos de las mujeres. Además, no tenían que hacer votos, como las monjas, ni adquirían un compromiso de por vida, podían abandonar el grupo cuando quisieran y seguir con su vida, eso sí, mientras pertenecieran al movimiento, vivían bajo la promesa de pobreza y castidad.

Las beguinas construían casas en forma de hilera cerca de hospitales o iglesias en el centro de las ciudades, formando barrios enteros de casas de beguinas, a los que llamaron beguinajes, donde cada mujer tenía una función que debía cumplir. En ellos vivían mujeres cultas de familias importantes, pero también mujeres de los más bajos estratos socioeconómicos. ¿Qué podían tener en común todas ellas? El deseo de poder elegir su propio camino. No querían un marido y mucho menos un sacerdote al que obedecer. Las beguinas querían ser libres y, sin duda, lo consiguieron.

Los beguinajes, eran cercados con puertas o vallas, las cuales eran cerradas por las noches. Los hombres tenían prohíbo el acceso, siendo el sacerdote el único varón que podía entrar, solo los domingos, para confesar y dar misa.

Estas mujeres llevaban una vida dedicada a la oración, a cuidar enfermos y al trabajo manual, sobre todo a la creación de textiles de lo cual se financiaban.

Existía una supervisora por cada bequinaje, la cual era conocida como la “Grande Dame”, era elegida democráticamente entre todas las del grupo que formaba la comunidad. Cada supervisora, era por tiempo limitado y tenia un consejo de ayuda en su labor.

Fueron fuertemente perseguidas por la iglesia por la manera como criticaban la manera que la iglesia llevaba a cabo sus actividades

Y fue justamente, por la valentía y el fervor con que se denunciaron las injusticias cometidas por la iglesia, fueron reprimida y muchas de ellas, llevadas a las hogueras de la Inquisición.

El Papa Clemente V, analizó “los errores” doctrinales de las beguinas y dictó sentencia: “Por tal razón, hemos decidido y decretado con la aprobación del concilio, prohibir definitivamente su forma de vida y excluirlas de la iglesia de Dios “. A partir de entonces comenzó la persecución sin cuartel de las beguinas.

Sin embargo, pese a que muchas murieron quemadas, no consiguieron que su organización y sobre todo sus protestas se borraran de la Historia.

El 14 de abril de 2013, mientras dormía fallece, en Kortrijk, Bélgica Marcella Pattyn, considerada la última representante de las experiencias de vida femeninas mas libres de la historia.

T.A.F.


 

Louise, la indomable del cine mudo.

 


Esta semana estuve viendo en la televisión un documental sobre el cine mudo, la verdead pienso, que hacer cine en esa época era toda una odisea, sobre todo para las mujeres. Por medio de este documental me enteré de algunas de las más grandes y famosas mujeres del cine silente, entre ellas: Clara Gordon Bow, Nita Naldi, Alla Nazimova, Anna May Wong y hubo muchas más.

Pero, entre todas las que señalaron en el documental, me llamó mucho la atención, Louise Brooks, quien fue una actriz realmente impresionante, por su forma de llevar su vida. Así que empecé a buscar más información sobre ella para compartirla con ustedes en esta entrada del blog.

Louise fue una mujer de espíritu rebelde dentro de la industria del cine. Fue un verdadero símbolo de la “Femme Fatale”, por su sensualidad, por su agitada vida sexual y sobre todo por su gran agudeza mental, gran lectora de libros y su firmeza de carácter, sin tapujos, lo que la convertía en una mujer independiente e inteligente características que en Hollywood no se lo perdonaban.

Louise Brooks tenía todo lo necesario para convertirse en la actriz más venerada del Siglo XX en la historia del cine, sin embargo, por afrontar a Hollywood, fue la actriz “maldita”.

Louise nació el 14 de noviembre de 1906 en Cherryvale, cerca de Kansas.

Desde los cinco años, llevó el corte de pelo “Príncipe Valiente” que la haría tan famosa. Con su familia creció en Wichita, Kansas, rodeada de música y libros. Su padre tenía tantos libros acumulados en su casa de catorce habitaciones, que las bases de la casa por los lados de la biblioteca llegaron a hundirse. De niña leyó a Dickens, Carlye, Darwin, Emerson, Twain y su pasión eran las obras de Goethe.

A los 14 años empezó a escribir un Diario donde detallaba minuciosamente su vida, más adelante este diario sería la base para escribir su autobiografía “Lulu en Hollywood

En el colegio sobresalió en inglés, latín, Matemáticas y Sociales, pero su rebeldía, extravagancia y vocabulario crítico, le traía muchos problemas con sus maestros.

También tomó clases de danzas desde los 10 años y se presentaba en escenarios locales. A los 15 años se mudó a New York, invitada por la compañía de Danza de Ted Shaw. Lo cual le permitió realizar largas giras con grandes recompensas como artista.

Louise, sobresalía por su extraordinaria belleza y por su profunda fuerza interior, lo que le traía muchos problemas por su fuerte carácter, por lo cual fue expulsada de la compañía. Además, su nivel intelectual le ayudaba poco en sus relaciones con los hombres los cuales se sentían cohibidos con su inteligencia pues ninguno era capaz de mantener su conversación sobre obras y autores. Fue así como decidió vivir en el Hotel Algonquin, donde estaba toda la bohemia intelectual de New York.

En 1929, le ofrecen en Alemania el papel protagónico, como Lulu, en la película muda mas famosa de todos los tiempos: “la Caja de Pandora”, donde el personaje de Lulu es amante, adultera, prostituta, violando así, todos los valores de la Alemania entre guerras. Después de la aventura europea decidió regresar a Hollywood, los estudios la habían incluido en sus listas negras, por su independencia y su abierta vida libertina, así que no volvió a disfrutar del éxito del que había gozado. En 1938 se retiró definitivamente del medio artístico. En 1985, fallece a la edad de 78 años. A su funeral asistieron muchas personas, nadie la había olvidado.

T.A.F.