Grafiteros en tiempo de Cuarentena.

La pandemia del COVID-19, ha obligado a los estados a tomar medidas radicales como el uso prácticamente obligatorio del tapaboca, el aislamiento social y en algunos casos se ha adoptado la cuarentena total, todas estas medidas para evitar el contagio. Y creo que todas estas medidas se cumplen por la gran mayoría de la población de alguna manera, algunas con verdadera rigidez. Y es en este encierro, en estos momentos de distanciamiento físico, que realmente se me hace notorio el valor que tiene la cultura en el contexto social: ¿cómo llevar la vida sin ir al cine, a un concierto, sin visitar museos, viendo la pobreza de los “grandes” espectáculos televisados sin público? Todo lo que significa, concentración de gente esta cerrado y las ciudades se han vaciado por la consigna repetida en todos los medios miles de veces: quédate en casa.

Pero he visto por TV y en las redes, que de alguna manera se las arreglan, pues el arte y sus creadores siempre se han movido al son de las circunstancias, como si todos quisieran dejar un mensaje claro: “todos estamos en esto, este Covid-19, que lo ha detenido casi todo, no nos puede detener la capacidad de sentir y de crear”.

Pero mi pregunta es ¿Qué pasa con el arte urbano y el aislamiento social? Me refiero a ese arte hecho por los grafiteros, ese que es asediado por la policía a cada momento, aborrecido por algunos y amados por otros y que a pesar de todo, sigue presente en miles de paredes de las calles de las ciudades repartidas por todo el mundo y donde en la mayoría de los casos, sus dibujos, representan acontecimientos locales que afectan directamente a la población y tienen que ver con el devenir social. Pues para esta entrada me dediqué a buscar esos artistas y los grafitis que hacen durante el aislamiento social.

Resulta, que siguen activos, pintando como siempre, en cuanto muro se les permita, expresando de forma visual la crisis al que está sometida toda la humanidad por culpa del coronavirus.

Las redes sociales se han atiborrado de fotos de esos muros y paredes, donde te dejan mensajes, que vale más que mil palabras, como dice el dicho, pero todos comparten un elemento en común, el deseo de crear conciencia entre la población, dibujando consejos y haciendo gráfico, todas las medidas que se están tomando para evitar la propagación del coronavirus, desde los llamados a permanecer en casa, el uso correcto del tapabocas para evitar la propagación del COVID-19, lavarse las manos con alcohol o bien con jabón, hasta  homenajes al personal médico, el cual se encuentra en primera línea de la batalla contra el virus.    

Para la imagen que acompaña esta entrada, he recopilado una serie de fotos de los grafitis que simbolizan estos mensajes visuales.

   

T.A.F.

Las chicas del radio.

La semana pasada mi amigo Hernando Franco, como buen defensor de los derechos de la mujer, puso en su Facebook, un video sobre esas historias “olvidadas” o escondidas por los medios y que aparecen después de muchos años, una vez que deciden “desclasificar” documentos.

Se trata de un episodio que sucedió en la empresa estadounidense, United States Radium Corporation, en Nueva Jersey,  compuesta principalmente por mujeres, la cual estuvo activa entre los años 1917 a 1926 y su producción principal era la de crear relojes e indicadores luminosos para el ejército de los Estados Unidos pues tras el descubrimiento del radio por Marie Curie, se creó una pintura especial con sales del elemento radioactivo, la cual era utilizada para la creación de estos relojes que brillaban en la oscuridad, lo que los hacía muy populares. Con el tiempo no sólo, fueron los relojes que brillaban, sino que, también las mujeres que tenían contacto cotidiano con el químico. Una de las chicas llamada, Mollie Maggia de 24 años., fue una de las tantas mujeres “agraciadas” que comenzó a trabajar en dicha empresa, pues, además de que eran bien remuneradas para ser mujeres, eran envidiadas por el original resplandor que las rodeaba y tenían la ventaja de trabajar con el elemento químico que estaba de moda, el radio, el cual se empezó a conocer como “el sol líquido”, el cual se hizo tan popular, que se empezó a utilizar en la ropa, las uñas, en pintura de labios, zapatos, en pasta dental y hasta en el agua y en alimentos, pues se le atribuían propiedades mágicas. Estas mujeres empezaron a ser conocidas como “las chicas fantasmas” por el resplandor que emitían.     

Mollie, comenzó con una infección en la garganta, paladar y oído, al poco tiempo se le empezó a resquebrajar la mandíbula con simplemente tocarla. Murió en 1922, como no se supo la causa se responsabilizó a la sífilis.

Durante ese tiempo otras de las “chicas del radio” empezaron a tener también problemas. Grace Fryer, quien para la fecha trabajaba en un Banco, empezó a notar degradación ósea en la mandíbula. Pero tras la muerte de Mollie, Grace conoció la razón de su problema de salud y le advirtió directamente a la “US Radium Corporation”, del peligro al cual se estaban exponiendo las trabajadoras al impregnar el pincel con la pintura, mojarse lo labios con él, para separar las cerdas y pintar. No recibió respuesta de la empresa. Además, se dio cuenta que muchas de sus ex-colegas de la fábrica se encontraban con anemias, tumores en sus cuerpos y necrosis en los huesos. Grace y otras cuatro mujeres afectadas, comenzaron una batalla legal para proteger a sus compañeras. Fue una lucha larga, contra la muerte y las leyes laborales, donde la empresa siempre negó su responsabilidad. No fue sino, cuando murió el primer hombre de la empresa, tras lo cual se exhumo el cuerpo de Mollie Maggia y se supo la verdad.

El caso de las “chicas del radio” marcó un hito, al lograr que una empresa en U.S.A, fuera declarada responsable de la salud de sus empleados, creando jurisprudencia, lo cual condujo a la creación, de “La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional” e implantar las normas al respecto. Luego de mucho años, se hizo una película sobre este caso y la escritora Kate Moore escribió un relato sobre estos hechos. El radio tiene una “vida” promedio de 1600 años…o sea pasará mucho y los huesos de estas mujeres seguirán brillando.

T.A.F.


 

 

Cumpleaños.

Llegó septiembre, mes de mi cumpleaños, de hecho es el mes donde tengo que felicitar al mayor numeros de amigos, amigas y familiares, por su aniversario, lo que removió mi curiosidad y averiguar ¿cuál sería el mes con más nacimientos?, y fíjense, resultó ser septiembre.

Nuestro cumpleaños siempre ha sido un día de reconocimiento, de recuerdos, te llaman amigos, familiares, te llegan felicitaciones “comerciales”, de los bancos, de la compañía de teléfonos y a mi edad, te llegan hasta de las farmacias, ahora con celulares y redes sociales, es fácil enterarse de los cumpleaños y enviar felicitaciones, ¿quién no tiene Facebook hoy en día?, el cual cuando cumples años, crea una historia de cumpleaños compartida en la que cada persona y sus amigos pueden agregar fotos, videos, tarjetas de cumpleaños y recuerdos a lo largo del día,  habilitando de esta manera, toda una maquinaria comisionada a recordarnos y felicitarnos por nuestro “maravilloso” envejecimiento. Como ven cumplir año, en general es un gran acontecimiento social que es casi imposible que, en estos tiempos pase desapercibido.

Sin embargo, no siempre fue asi, la celebración del cumpleaños, para muchos historiadores tiene su origen dentro de la influencia de la magia y la religión. Las costumbres, que en nuestros días conocemos, de dar regalos, hacer fiesta y encender velas, tenían la intención de resguardar al cumpleañero de los demonios y asegurar su bienestar. Se creía, en espíritus buenos y malos, y el estar en presencia de familiares y amigos de buena voluntad, protegía al homenajeado, de los peligros desconocidos que ocasionaban los malos espíritus. Esto motivó, que por mucho tiempo la iglesia católica consideró la celebración del cumpleaños como una fiesta pagana y no fue sino hasta el siglo IV d.c, cuando se empezó a celebrar la navidad como el cumpleaños de Cristo. Esto hizo que los cristianos empezaran a festejar sus propios aniversarios, no obstante, actualmente algunos cristianos como los Testigos de Jehová, mantienen la tradición de no celebrar cumpleaños por considerarlo un ritual pagano. 

En cuanto a la tradición de apagar las velas, se cita su origen en la Antigua Grecia, donde se le regalaban a Artemisa, la diosa de la Luna, dulces que representaban el ciclo lunar y sobre ellos se colocaban velas, las cuales se iban consumiendo y asi el humo se encargaba de llevar el deseo de la persona hasta la divinidad. 

En cuanto a la piñata, se cree que la trajo Marco Polo de China en el siglo XIV y llegó a Europa junto con los espaguetis.

La canción “Cumpleaños Feliz”, su origen se remonta al año 1893, cuando las hermanas Mildred y Patty Smith Hill, maestras, escribieron un libro de canciones infantiles para cantar con sus alumnos. Un día que una de las niñas cumplía año, Patty cambio la letra de la canción, "Buenos dias a todos" que cantaba a diario con sus alumnos, pero conservo la melodía y asi nació el “Cumpleaños Feliz”.

Este año, como no puedo huir, como dice mi amiga Pallotica y con la cuarentena acuesta,  picaré la torta junto con mis nietos, después que estos me cantan el “Cumpleaños Feliz”, y por supuesto, sin preocuparme de los demonios, pues los ahuyento con el amuleto más efectivo: las cervecitas.

Ahh, Feliz Cumpleaños para todos los nacidos en septiembre.          

T.A.F.