The Runaway, un bar para corredores.


Como ya lo he reseñado, sobre lo que espero de este blog, que no es otra cosa que, compartir con mis amigos y los que me siguen, todas aquellas cosas que me llaman la atención, que me emocionan, que me inquieten de este mundo y  como buena “cervecera” o mejor dicho degustadora de cerveza, soy de las que está pendiente de las noticias relacionadas con esta bebida y además, soy de las que a mis años continúo practicando el runner, por supuesto, no con la intensidad de antes solo participo  en algunas carreras. En días pasados “navegando” por la internet, me topé con una reseña periodística que me llamó la atención y me pareció una gran noticia para los que les gusta la cerveza, practican el runner y viven en Londres.
El hecho es que la New Balance, en sociedad con Strava , inauguró en Londres, un bar donde se puede pagar la cerveza con las millas corridas y registradas en la aplicación de Strava, sólo hay que instalar dicha aplicación en el celular  y seguir las instrucciones.
Les revelo que unos de mis primeros zapatos de correr fueron unos New Balance, los compre influenciada por las recomendaciones de Pedro Penzini Fleury, hoy uso los Asics, gracias a que hace algunos años me regalaron unos y me gustaron.
Esta  actividad forma parte de una gran  campaña que inició la  New Balance Everybody’s Race  el año pasado para celebrar el 35 aniversario del nacimiento  en la Gran Bretaña de este calzado deportivo.
Esta  iniciativa  cuenta con ensayos dirigidos a corredores que usan la aplicación Strava para entrenar para los maratones que se realizan durante la  primavera inglesa como el Major de Londres, el  maratón de Manchester y el de Liverpool.
Para poder utilizar esta forma de pago en el The Runaway, los corredores necesitan cumplir con los requisitos y desafíos que Strava les exige.
Una vez que se cumple con todo, reciben un vale con un código de barra impreso, que puede ser agregado al wallet de su celular.
El “voucher” o comprobante se completa automáticamente con las millas corridas y puede ser usado como monedero digital y canjearlo por jarras de cerveza en el bar The Runaway.
El bar no es solo exclusivo para corredores bebedores de cerveza que cumplen con los requisitos exigidos por Strava, también pueden costear sus cervezas en cualesquiera otras formas de pago, además existe en la planta baja del bar, un gimnasio en el cual los atletas pueden hacer entrenamientos de fuerza, de estiramientos y otras actividades. ¿Qué te parece esta iniciativa?
T.A.F

Las palabras.


Si algo hice durante el apagón fue releer, hasta que se extinguía la luz del día, entre la lectura preferí los folletos, que todavía conservo del material de apoyo de los cursos que hacía en mi época laboral. Cosas que había olvidado volvieron a mi memoria “según la Programación Neurolingüística, el cerebro escucha y ejecuta más aquello que escucha de nuestra propia voz que aquello que viene del exterior, según la Metafísica las palabras son decretos u órdenes que construyen todo aquello que nos rodea y según la física cuántica, la palabra tiene fuerza creadora”, Curso de comunicación. La magia de las Palabras.
Creo que, si las palabras tienen tanta fuerza, determinan nuestros comportamientos, construyen nuestra realidad, definen nuestro presente y nuestro futuro. Hay que pensar, entonces, apropiadamente las palabras que usamos cotidianamente para definir o describir nuestros días, lo que nos va sucediendo y lo que hacemos.
No es que seamos unas especies de idiotas felices, optimistas frívolos, gente que sonríe aun que todo ande mal. Creo que se trata de mantener una actitud sana, situación particular que nos permite mantenernos claros, ubicados en las circunstancias y trazarnos un plan de acción sin desespero. La utilización  de palabras positivas, de objetivo claros, lo justo y lo necesario, es una actitud que requiere mucha disciplina, sin fanatismos y atención consciente en cada momento.
Toda palabra cuanto emerge de nuestra boca o la escribimos y ahora mucho más, por el auge de las redes sociales, tiene un valor. Por muy insignificante que sea puede hacer daño; cuando se miente, se supone o simplemente se repite sin corroborar la fuente.
Las palabras tienen tanta fuerza, que solo se necesitan unas pocas para causar una inmensa alegría o una profunda tristeza, solo basta una expresión que legitime una emoción que sentimos o una frase corta que nos ofenda.
¿Quién no conoce una persona manipuladora que sabe cómo usar la palabra para sacarnos de nuestras casillas cuanto quiere, aunque nosotros no lo deseemos? ¿A quién no le han dicho nunca palabras llenas de ira, resentimiento, dolor, rechazo o tristeza?
La palabra oral o escrita es la forma más empleada conscientemente para comunicarnos. Además, es un acto que nos deja marca. ¿Quién no recuerda alguna de esas frases que nos han causado dolor o nos ha alegrado el día?
No obstante, la palabra también describe sentimientos de placer, bondad, amor o agradecimiento. ¿Hay algo más placentero que expresarles a las personas que quieres lo mucho que significan en tu vida?
La responsabilidad con la que ejerzamos y disfrutemos del poder de la palabra es nuestra. Utilizarla para crear, construir, compartir, en vez de para agredir, atacar, destruir o mentir, es nuestra decisión. Tanto practicándolo como condenándolo. ¿Utilizas apropiadamente tus palabras?
T.A.F.

Del carnaval y su significado.



Todavía, a mis años, recuerdo cuando le pregunté a una de las monjas en el colegio, estaría yo en tercer grado “¿Por qué las monjas no se disfrazaban en carnaval?”, su respuesta fue contundente “esa es una fiesta del diablo” y me dijo algo, supuse que era en latín, que no entendí para nada.  Esta semana, buscando información sobre los orígenes del carnaval para esta entrada, por fin, creo haber entendido lo que me quiso decir la monja; Baal, uno de los muchos nombres que recibe Satanás en las diferentes culturas y según Carnaval significa “carne para Baal”. Lo seguro es que existen muchas teorías sobre el origen del carnaval y todas tienen algo en común: un acontecimiento donde las reglas y las normas sociales dejan paso al desorden, al “despelote” y a la fiesta desenfrenada. Posible que este origen esté en las fiestas en honor a Baco o las que se realizaban en honor del toro Apis en Egipto. Hay quienes lo ubican en el imperio romano, relacionado con las Saturnales, unas festividades realizadas en honor al dios Saturno. Otros, lo sitúan en Grecia, donde se veneraba a Dionisio y  curiosamente, en la mitología griega, aparece la figura de Momo, el dios de la burla y el sarcasmo, quizás sea el origen que en algunos países de América Latina, de uno de los personajes centrales de los Carnavales: Rey Momo.
En la edad media con la propagación del cristianismo, la fiesta tomó el nombre de carnaval, “carnem levare”, lo que significa “quitar la carne”. Esto se explica por el hecho  que se celebraba antes al miércoles de ceniza, fecha en que empieza la  Cuaresma hasta el domingo de resurrección, periodo de abstinencia y ayuno, motivo por el cual, los días antes, se celebraba el carnaval, donde todo estaba permitido, donde la gente se cubría el rostro o se disfrazaba para no ser reconocido. Tradición que se mantiene hasta nuestros días con el agregado de las “octavitas”. El Carnaval es una fiesta móvil que puede ser en febrero o en marzo, por lo tanto, para fijar la fecha, hay que hacerlo primero con la fecha de la Semana Santa, que se celebra 40 días después del miércoles de ceniza, fijando el día en que se celebra el Domingo de Resurrección cuyo suceso ocurre en el domingo siguiente a la primera luna llena que, de acuerdo al calendario judío,  es entre el transcurso del 22 de marzo al 25 de abril.
En Venezuela se comenzó, esta celebración, en los tiempos de la Colonia, consistía en juegos con agua, polvos y otras sustancias durante el día y al caer la tarde se realizaban bailes en plazas y calles. En el siglo XVIII el Obispo de Caracas Diez Madroñero, lo convirtió en días de rezos y procesiones. Años más tarde el Intendente General José Abalos (1777-1783), retomó el carnaval, pero añadiendo nuevos elementos: comparsas, carrozas y dulces para las personas que salían a las calles a ver el desfile. Y se intentó alejar los juegos violentos. Con los años el Carnaval se extendió por toda Venezuela. Entre los que se destaca el Carnaval del Callao, el cual fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. ¿Recuerdas tus disfraces?
T.A.F.