Cardenales, Cardenales.



Buenos días...hoy comienza para mí y para muchos un verdadero sufrimiento...total... real..y palpable...la semifinal contra Magallinas..! ¡Me tomo el atrevimiento de recomendarte para uno de tus blogs con algún “detalle” de esa pasión que despierta ese Pedazo de equipo en nosotros...! Mi besos y bendiciones...Ojalá este año puedan levantar esa Copa para que no vuelva a decir en mis "adentros” ¡No vuelvo pa´ ese estadio este año!

“WhatsApp enviado por mi amigo José Esteban”

Complaciendo la sugerencia de José Esteba voy a escribir esta entrada de mi blog y expresar lo que persistentemente he tenido como curiosidad, me refiero al fanatismo deportivo que desencadenan muchos de mis amigos, sobre todo en épocas como la actual, que se están jugando semifinales del beisbol venezolano y cuando ya el Cardenales, paso a la final.
Un equipo deportivo, pareciera ser una extensión del propio cuerpo del fanático. No es una hipocresía cuando este usa la palabra “nosotros”, es un sentimiento real, sin ser psicólogo me atrevo a decir que quizás sea una “confusión literal” de su cerebro entre lo que es “yo” y lo que es “su equipo”
Esta “confusión” tiene sus beneficios. No solo puede incrementar la autoestima, sino también su orgullo, identidad y sentido de la pertenencia. Pero también puede haber una desventaja: los hechos del equipo pueden ser percibidos como propios. Tienen que estar dando explicaciones, racionalizar, dar escusas cuando el equipo tiene una mala racha.
Los equipos deportivos, también, crean una conexión entre jugadores y fanáticos, establecen vínculos que tienen que ver con las relaciones familiares, las preferencias de colores, los gustos estéticos, con los valores morales e incluso con el comportamiento normal y cotidiano.
Es insólito como mucho de estos amigos, que normalmente son tímidos, ecuánimes y tranquilos, de repente ante un episodio contrario a su razonamiento, se desinhiben, es decir:  gritan, saltan o deciden recordarle la familia al árbitro (umpire) cuando toma una decisión, que va en contra de su equipo. Noto también, que los fanáticos deportivos, tienen muy elevado su nivel de superstición, oigo como comentan que se ponen una vestimenta determinada, cuando van al estadio o cuando simplemente ven el juego por televisión, una vez alguien me  contaba que “tengo que bailar merengue, antes de salir de mi casa para el estadio, para que gane mi equipo” y lo curioso de esto, es que ellos están convencidos que eso funciona. Ah, no se me podía olvidar, la famosa frase, “hoy ganamos porque jugamos en casa”, sin duda que puede ser una “ventaja”, la familiaridad que tiene el equipo con el campo, además de tener a sus incondicionales fans animando y a veces no tener que viajar (que también cansa), pero lo de ellos es a nivel de superstición.
Otro comportamiento que da risa de nuestros fanáticos es el “odio” hacia los aficionados de los equipos contrarios, ese fenómeno psicológico del “odio” siempre termina ahogado en cerveza, en un abrazo fraternal.
Buenos amigos fanáticos, José Esteban, Eckar Salomón, Vanessa, “La Nena” Aguilera, a los que ya no están pero que continúan con nosotros y a todos esos que abundan por allí …   ¡me uno a ustedes por el triunfo del Cardenales!
T.A.F