Un 17 del mes de Abril del año 1889, nació en Chile, Lucila Godoy Alcayaga; conocida como Gabriela Mistral Vicuña, poetisa y educadora, que en el declive del modernismo, sigue los pasos de las vanguardias europeas e hispanoamericana de los años de entreguerras.
Otros poetas, en cambio, que se alejaron del modernismo se orientaron hacia una poesía más sencilla y humana.
Gabriela Mistral es la figura más importante de esta última tendencia: tras unos inicios aún marcados por el modernismo, desarrolló una expresividad propia basada en un estilo elemental de imágenes intensas, con el que desnudó su intimidad y su corazón, volcado sobre los niños, los desvalidos y sobre su propia tierra, en tonos hondamente religiosos.
Su vida se desenvolvió entre la literatura, la docencia y la carrera diplomática, actividad por la que realizó numerosos viajes y pasó diversas temporadas en ciudades europeas, norteamericanas y latinoamericanas, en las que publicó la mayoría de sus obras.
Fue hija de un maestro de escuela; a los dieciséis años, decidió seguir el ejemplo de su padre: dedicarse a la enseñanza; trabajó como profesora de secundaria y como directora de escuela.
Como poetisa, se dio a conocer en los “Juegos Florales de Chile” en 1914 con “Los sonetos de la muerte”, originados por el dolor causado por el suicidio de su prometido. Estos sonetos, fueron firmados, ya con el pseudónimo de Gabriela Mistral, el cual estaba formado a partir de dos autores admirados, el italiano Gabriele D'Annunzio y el poeta provenzal, Frédéric Mistral, estos sonetos fueron incorporados en 1922 a una colección bajo el título de “Desolación”.
Ese mismo año dejó Chile para trasladarse a México. En este país fundó la escuela que lleva su nombre y colaboró en la organización de varias bibliotecas públicas. Viajó a Europa y a Estados Unidos, y en 1926 fue nombrada secretaria del Instituto de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones. En 1945 Gabriela Mistral recibió el Premio Nobel de Literatura, fue la primera concesión a una escritora en lengua española y en 1951 el Premio Nacional de Literatura de Chile. Siguió su carrera diplomática y con ella sus numerosos viajes hasta su fallecimiento en Nueva York, en 1957.
Por deseo de la propia Mistral, sus restos fueron trasladados a Chile y fue enterrada en Montegrande: dejaba tras de sí algunas obras inéditas, para su publicación póstuma.
T.A.F.