Vi en las redes un video donde
explicaban lo que tenían en común los longevos de distintos países: 1) Comer
sano. 2) Ejercitarse físicamente. 3)Tener una actitud positiva. Creo que no hay
dudas que las dos primeras son decisiones personales, con la tercera, hay quienes
piensa que no es así, de allí el origen de la nueva entrada
del blog.
Existe un
debate muy antiguo, sobre cómo se va formando nuestro comportamiento.
¿Nacemos con una serie de capacidades y cualidades, o somos
individuos que nacemos en “blanco” y adquirimos todo del exterior? ¿Qué
tanto heredamos y que tanto de nuestro comportamiento se construye socialmente? Bueno, dejemos este
debate a los científicos y ojalá nos tengan pronto una respuesta.
Lo que sí creo evidente, es que nuestro comportamiento está condicionado
por el entorno en que nos movemos y por las ideas establecidas en nuestro
cerebro y muchas de estas se instalaron sin nuestro permiso, sino que lo
hicieron y no sabemos cuándo, con la
gravedad, que es complicado separarse de ellas, puesto que muchas veces, ni
siquiera nos damos cuenta que llevan el timón de nuestra vida.
Definitivamente, hay situaciones que
nos agotan, que nos estresan y nos complican nuestra existencia, pero
seguramente si razonamos con objetividad, nos daríamos cuenta, que no existen
argumentos válidos, para que esto suceda… ¿en realidad lo que estoy pensando es una interpretación limitada
de lo que está sucediendo?
En otras palabras, permitámonos cuestionarnos
las actitudes que
asumimos. Las actitudes se eligen y por ello, podemos
elegir adoptar nuevas actitudes. Y al ser nuevas, necesitaremos aprenderlas y
entrenarlas, deshacernos de esos pensamientos
negativos y tomar actitudes positivas.
Cuando una situación nos pone mal,
¿Qué logro con esto? ¿Para qué asumo ese comportamiento?, el “para qué” te
exige ver hacia adelante, el “por qué” nos envía al pasado. ¿Qué ganamos protestando
con mal humor? Quizás prevalezcan pensamientos subyacentes en el cerebro, que
nos llevan a responder así, de forma automática, casi subconsciente ante
estímulos concretos. Probablemente en algún momento de la vida esa respuesta
fue necesaria, pero en este momento puede ser que no.
No significa que no nos enfademos cuando
suceden cosas que nos molestan, estamos en nuestro derecho de hacerlo. El punto
es, no estancarse en esa emoción, si este comportamiento nos paraliza, no
avanzamos y probablemente esos hechos determinen nuestro pensamiento y nuestro
estado de ánimo.
Empezar a pensar las cosas desde otra
perspectiva y darnos cuenta, de que existen numerosas respuestas e
interpretaciones posibles ante diversas circunstancias. Pensar, que
existe una diversidad de explicaciones para cada situación y que solo nosotros
elegimos que nos hace sentir mal o que nos pueda hacer sentir bien, rescatar lo
positivo de la situación y seguir adelante.
Tenemos la posibilidad de decidir por
nosotros como sentirnos, que actitud tomar ante lo que ocurre en el entorno.
Creo que nadie ni nada nos puede hacer sentir mal, sino no lo permitimos. ¿Crees
que es posible adoptar conscientemente esa actitud?
T.A.F.