La dama del ártico.


Un amigo, siempre me repetía “Tere, hay que aprender a sustituir placeres en la medida que envejecemos”, mi amigo falleció hace algunos años, con bastantes años encima.
Instalarme con calma, a ver una película en la televisión, se me ha convertido en un placer, jamás me hubiera imaginado poder estar sin moverme tanto tiempo. La semana pasada vi Nadie quiere la noche”, una versión libre,inspirada en  de la historia de una intrépida mujer, Josephine Peary, de la cual, yo no sabía nada. La película solo narra un episodio muy pequeño de su vida, como film no llegó a impresionarme y me pareció muy lenta, pero si logró entusiasmarme a investigar más la vida de esta mujer.
Josephine Cecilia Diebitsch Peary, fue una escritora estadounidense, acostumbrada a vivir como una joven de la alta burguesía de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, a vestir corsés y cubrirse con sombrilla que, al casarse en el año 1888, con el explorador del Ártico, Robert Peary, cambio su vestimenta por la de un esquimal,cuando vas por la ciudad, piensas en cómo te verán. En el Norte, vistes para estar caliente y nada más” escribía en su libro “Mi diario ártico”. Aprendió a cazar renos con su propio rifle en medio del paisaje polar, a luchar a cada paso, con los prejuicios de la sociedad en que se movía y también, con los miembros de la expedición que consideraban, que en el Ártico no había espacio para una mujer de sus características, sin embargo, Josephine se embarcó junto a su famoso marido y cinco hombres más, rumbo a Groenlandia donde existen temperaturas hasta de 60 grados bajo cero. Allí, Robert Peary utilizaba a los pobladores locales, los Inuit, como  guías y como cazadores con quienes  ademas, intercambiaba pistolas, agujas, cuchillos y galletas, por perros y pieles, lo cual le facilitaba la supervivencia en un entorno tan rudo. Al regreso, Josephine escribió su libro My Arctic Journal: un libro  entretenido, lleno de anécdotas, que contrastaba con el tono heroico, utilizado por su marido para relatar las hazañas vividas.
En su segunda expedición, nació en Groenlandia su hija Marie “el bebé de la nieve”, apodo que le dio la prensa y fue, éste el título que le dio a su siguiente “best-seller”
En 1899, dio a luz a su segundo hijo en Washington, pero éste no sobrevivió los 8 meses. “Nunca volveré a sentir lo mismo. Parte de mí se ha quedado en la pequeña tumba”, escribió Josephine.
Poco después recibía la doble noticia, que su esposo había perdido algunos dedos por congelación y que tenía una amante inuit, Josephine viajó una vez más al Norte, donde vivió durante meses aislada en Groenlandia, con la amante esquimal embarazada de su marido, a 300 kilómetros al sur del campamento de Robert. Este es el periodo narrado en la película “Nadie quiere la noche”.
Robert Peary siempre alegó haber sido la primera persona en llegar al Polo Norte, el 6 de abril de 1909, lo cual se cuestiona ampliamente. Lo que sí es irrefutable, su demostración que Groenlandia era una isla. Josephine permaneció casada con él, hasta la muerte de éste. Gracias a sus hazañas y a sus diarios, Josephine se convirtió en un personaje público. Pasó el resto de su vida recibiendo premios y ofreciendo conferencias. En 1953, fue proclamada “Primera dama del Ártico”. Murió el 19 de diciembre de 1955, con 92 años. ¿Se pueden imaginar la osadía de esta mujer para la época?
T.A.F.