“Caminando” con los Beatles.

La música de Los Beatles siempre produjo algo especial en mí, no solo me abstraía la melodía, sino que me aprendía con gran facilidad sus canciones, cual canción continuaba, incluso sabia cuando venían los solos de guitarra o cuando venía un golpe de platillo.
La semana pasada descubrí, que no se relaciona con la “buena” memoria, sino, con un lugar del cerebro que tiene que ver con caminar. “El mismo sistema cerebral que controla nuestros músculos también nos ayuda a recordar la música”, dicen los científicos.
“Cuando escuchamos una nueva canción y nos gusta, la terminamos recordando gracias a la misma parte del cerebro que nos hace caminar”. Esta fue la conclusión a la que llegó Josef Rauschecker,  de la Universidad de Georgetown. “El cerebro posee un sistema altamente especializado que le permite recordar secuencias de información, no importa si son palabras, eventos o canciones y este descubrimiento no habría sido posible sin la contribución de los Beatles”, dice, Josef, “pues cuando joven, estaba obsesionado con ellos y los escuchaba mientras estudiaba
Rauschecker siguió escuchando al cuarteto de Liverpool de manera casi obsesiva. Estos se convirtieron en parte de su vida adolescente, el recuerdo de cuál canción seguía después de otra y en qué orden, jamás se fue.  “Años después, reproduje uno de esos viejos discos y me sorprendí, a pesar de tanto tiempo, apenas terminaba una canción empezaba a cantar la siguiente, es como si todo estuviese guardado en el cerebro como una especie de cuento”, revela Rauschecker. Según él, ya en Georgetown, se preguntaba, “cuál sería esa parte del cerebro que le permitía saber cuál canción de los Beatles seguía, y también recordar cuándo comenzaban los bajos de McCartney en “Taxman” o el momento exacto en el que Ringo golpeaba los platillos en “Drive My Car”.
“Lo curioso es que si me preguntan hoy qué canción viene después de “Michelle” o cualquier otra no sabría decirlo”, cuenta. Esto en pocas palabras, significa que ese conocimiento no es algo que uno memorice, sino que depende de cómo las melodías activan esa parte del cerebro que permite recordar el orden al escuchar, inmediatamente empiezas a cantar o a tararear la siguiente”, explica. Rauschecker, experimentó, escaneando el cerebro de un grupo de voluntarios, mientras escuchaban su disco favorito. En el experimento, encontró que había una actividad cerebral diferente al terminar cada canción. “Uno pensaría que la parte del cerebro que controla el sistema auditivo sería la más estimulada con la música, pero no, es el área motora, la que controla los músculos”, explica. La pregunta obligada fue: “¿por qué la parte que controla funciones como las de moverse o caminar es la que recuerda la música?”. Esto lo llevo a seguir experimentando y demostró que “las áreas motoras se activaban si las personas escuchaban algo nuevo, pero si estas, escuchan canciones conocidas, estas mismas áreas permanecían inmóviles”.
"A medida que el cerebro procesa una secuencia conocida, las áreas motoras se activaron cada vez menos ", manifiesta. “Todo esto sugiere que las áreas involucradas en la audición pueden recordar pequeños fragmentos de las notas musicales, pero se necesita al sistema motor para organizar estos segmentos”, explica Josef. Y además dice “que tiene sentido que sea el área motora del cerebro la encargada de las funciones secuenciales, porque eso es lo que hace el sistema motor cuando se sigue una secuencia de baile o se practica algún deporte”, dice. “Cuando uno activa los músculos para estas actividades, suelen trabajar en una secuencia particular, especialmente cuando se aprende algo nuevo”. ¿Qué te parece? ¿Interesante verdad?
T.A.F.