Esta semana pasada se publicó mucho en las redes sobre la Venus de Milo, lo cual me llamó la atención y empecé a averiguar el motivo. Y encontré la razón: un 8 de abril de 1820, hace 201 años, en la isla de Melos o Milo, perteneciente al archipiélago de las Cicladas en Grecia, un campesino de nombre Yórgos Kendrotás, encontró semienterrada una estatua de una mujer con el torso desnudo, de curvas sensuales, que se ven a través de un drapeado que cae sobre sus piernas. Se trataba de una las últimas grandes imágenes divinas de la antigüedad griega.
No se conoce su autor, aunque se observan influencias de Praxíteles y Fidias en toda la escultura. Tampoco se conoce la fecha exacta de su creación, pero es datada aproximadamente entre los años 130 a. C. y 100 a. C., perteneciente al arte griego, en concreto al período helenístico de la escultura griega
Se cree que es Afrodita, la diosa del amor y la belleza (Venus para los romanos), o Anfitrite, diosa del mar. La llamaron La Venus de Milo.
Probablemente la Venus de Milo formaba parte de un conjunto de esculturas. Al respecto, el historiador del arte Ernst Gombrich señalaba “que la obra pudo haber pertenecido a un grupo escultórico, en el cual Cupido le estaría acompañando”. En consonancia con esto, Gombrich pensaba que el personaje de Venus extendía sus brazos a Cupido. Otros investigadores proponen que en su mano derecha sostenía una túnica y en la mano izquierda llevaba una manzana. También se ha sugerido que iba apoyada sobre un tipo de base.
Lo cierto es que el Museo del Louvre afirma que la obra llegó a Francia sin brazos y que siempre fue de su conocimiento que no los tenía al momento de su hallazgo.
Se dice que Yórgos ofreció en primer lugar la venta de la estatua a un clérigo ortodoxo, en esos momentos se libraba la ultima etapa de la guerra de independencia de Grecia del imperio Otomano y el clérigo, para eludir las autoridades turcas, contactó a Jules Dumont D’Urville, un oficial naval francés, quien reconoció el valor que podría tener la estatua y arregló su compra con las autoridades turcas en nombre del embajador francés en Turquía, el Marqués de Riviere, quien la adquirió para el Imperio francés. Esta es la versión oficial, sin embargo algunos historiadores incinúan que la estatua salió de la isla, en un barco que fue atacado por los turcos y en cuya pelea la estatua perdió los brazos que quedaron en poder de los turcos y que después de algunas reparaciones la estatua fue presentada al Rey Louis XVIII en 1821, quien la entregó al museo de Louvre en Paris.
En su aventura, La Venus de Milo, “soportó” tranquila sin salir del museo la primera guerra mundial. Pero antes de la segunda guerra mundial, en el mes de agosto de 1939, junto con la escultura Nike de Samotracia, por temor a que estas pudieran ser destruidas o robadas, fueron guardadas en el castillo de Valence, el cual se encuentra en el centro de Francia en el departamento de Indre, en 1945 regresó “sana y salva” al museo de Louvre en la capital francesa.
La Venus de Milo se encuentra actualmente en el museo de Louvre en Paris, Francia. También se puede apreciar una copia en el Museo Arqueológico de Plaka, en el puerto principal de la isla de Milo en Grecia.
T.A.F.