En Magic Tv, deben estar pasando todavía, una película con la actriz británica, Keira Knightley, titulada “un método peligroso”, la cual se las recomiendo. Donde, esta actriz, interpreta la vida de Sabina Spielrein, una de esas mujeres, que su nombre, injustamente, se disipó en la telaraña de la historia y no ha tenido toda la relevancia que se merece, ya que sus aportes fueron decisivos, tanto a la psiquiatría, como para el psicoanálisis.
Sigmund Freud, llamado padre del psicoanálisis, elaboró su idea de “pulsión de muerte”, una de las líneas principales de su teoría, basado en un concepto anterior, el cual había sido ideado por Sabina Spielrein, el cual, llamó “pulsión destructiva y sádica”. Sabina también contribuyó a la construcción del concepto de esquizofrenia que desarrolló Eugene Bleuler, el cual, hizo aportes decisivos para el avance de la psicología infantil.
Su trabajo, tiene gran valor, ya que ella enfermó e hizo de su enfermedad la materia prima de su actividad. Aunque, fue ignorada por décadas, su diario personal fue descubierto en 1977 y hoy es considerada una figura de primera línea dentro el psicoanálisis.
Sabina Spielrein nació en Rostov del Don, en Rusia, el 7 de noviembre de 1885. Venía de una familia judía de clase alta, siendo la mayor de cinco hermanos. Recibió una excelente educación, de hecho un poco excesiva. Al parecer, su padre la presionaba mucho para que tuviera un buen rendimiento académico, siempre se destacó en sus estudios.
Desde muy temprana edad fue definida como “una niña difícil”. Se ganaba castigos frecuentemente. Pero con una gran imaginación y sobre todo muy inteligente.
Cuando tenía 18 años, debido a su comportamiento, fue enviada por su padre a un hospital psiquiátrico en Zúrich, Suiza, porque sufría frecuentes crisis depresivas y tuvo un episodio psicótico agudo, además presentaba llantos y risas compulsivas. En esta institución permaneció casi por un año.
Al principio, Sabina fue tratada con terapia electroconvulsiva, pero esto no le produjo ninguna mejoría, razón por la cual la trasladaron a un nuevo hospital, también en Zúrich, donde el encargado de su atención en el hospital fue, Carl Gustav Jung, el cual, la trató, psicoanalíticamente, como una paciente histérica. Era la primera vez que Jung, atendía a una persona desde esta perspectiva. En sus apuntes se lee que también definía como histéricos a sus padres y hermanos.
El tratamiento con Jung fue exitoso. Sabina superó los síntomas que la habían llevado a la reclusión en el sanatorio. Ella y Jung se enamoraron y se convirtieron en amantes.
Sabina, decidió estudiar medicina, objetivo que logró con todos los honores. Su tesis fue verdaderamente notable y se tituló “El contenido psicológico de un caso de esquizofrenia”. Contó con la colaboración de Jung y de Bleuler para realizar ese estupendo trabajo. Obtuvo una matrícula de honor para estudiar psiquiatría.
Le costó mucho dejar a Jung, ya que era un hombre casado. Ingresó en la “Asociación Psicoanalítica de Viena”, en el año 1911, dio a conocer uno de sus trabajos: “La destrucción como causa del nacimiento”. Freud le da crédito a este trabajo en su obra “Más allá del principio de placer”.
Hasta el año 1923 trabajó como psicoanalista, especialmente en Ginebra. Fue la analista de Jean Piaget. Se casó con un médico ruso y tuvo dos hijas. Retornó a su lugar de origen, que ahora forma parte de la Unión Soviética. Siguió ejerciendo el psicoanálisis, aunque estaba prohibido. Sus hermanos murieron durante las purgas de Stalin y ella, junto con sus dos hijas, fueron asesinadas por el ejército nazi en 1942.
T.A.F.