Ya en otra oportunidad me he referido a este tema, hoy voy otra vez a escribir sobre él, ya que el pasado jueves 27 de abril se celebró mundialmente el día del tai chi o taichí chuan en chino, literalmente “supremo puño definitivo”.
Yo cumplo casi cinco años, desde que empecé a practicarlo, recuerdo que al salir en las tardes a caminar, en el parque frente a la casa, siempre se encontraban un grupo de personas, haciendo unos movimientos tan armónicos con gran destreza y elegancia, que me llamaron la atención, con el tiempo me enteré que dichos movimientos tienen que ver con la semejanza, entre la lucha de una serpiente y una grulla blanca o garza.
Después informándome mas, resulta, que es un arte marcial practicado por millones de personas diariamente en el mundo. En la República Popular China el taichí es una actividad muy popular, en los parques de las ciudades se puede observar por las mañanas a miles de personas ejercitando sus movimientos lentos y fluidos. Desde entonces los he acompañado en esta actividad.
En tiempos más recientes al tai chi, se le considera cada vez más como una práctica físico-espiritual, para mejorar la calidad de vida, tanto física como mental. La mayoría lo practica principalmente por razones de salud, como ejercicio de relajación o para fines de meditación. En China se ha difundido el taichí chuan, como deporte de competición. Solo una pequeña parte de los adeptos lo practica, principalmente los jóvenes, para fines de autodefensa o como estilo de vida.
A diferencia de otros deportes de combate, no existe un sistema de grados estandarizado, y no todas las escuelas establecen un sistema de cinturones, como lo son por ejemplo, los de colores en el Karate y el judo. Tampoco existe una vestimenta estandarizada para los practicantes, aunque es usual llevar zapatos de suela plana y delgada, así como ropa liviana y cómoda.
El 17 de diciembre del año 2020 la UNESCO incluyó la práctica del taichí chuan, de forma oficial, en el listado de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
T.A.F.