A lo largo de la historia, los cumpleaños han adquirido un significado simbólico y han sido celebrados de diferentes maneras.
Los cumpleaños son una ocasión especial en la que celebramos el aniversario del nacimiento de una persona. Y creo que es un evento digno de ser celebrado; solo que, cuando se llega ciertas edades, este hecho, merece festejarse con mayor calidad, puesto que significa haber adquirido experiencias, es cuando reconocemos que, la vida es cúmulo de vivencias; pero también, es cuando empezamos a darle el verdadero valor que tiene el tiempo. El tiempo no se gana ni se pierde, es que ni siquiera se puede acumular. El tiempo sigue de forma irremediable y nada que se pueda hacer para que varíe su curso. Imposible lograr que vaya más lento o más rápido. Solo tenemos, la impresión de control sobre él y por lo tanto esa sensación es subjetiva. Te repiten a cada instante: “el tiempo es oro” y son tantas los quehaceres que, pareciera que hay más tareas que tiempo.
Nuestra mente está diseñada para pensar y, está siempre, “procesando tareas”, sin que nosotros se lo ordenemos.
Me siento que estoy en una etapa de mi vida, donde puedo continuar creciendo, “para acabar de nacer” como dice Leonardo Boff, se dirá que he entrado a la etapa de la vejez, les diré, que yo no me siento así, aunque no tengo la energía propia de la juventud, me siento joven, llena de ánimo, de esperanzas y de sueños.
El tiempo para mí… ya no es oro, el tiempo ahora para mi es vida, ya no trato de administrarlo, ni hago planes a largo plazo y por primera vez, siento tener verdaderamente su control y a esta edad puedo afirmar que he aprendido a vivir en forma plena del tiempo que dispongo. “EL TIEMPO NO ES ORO, El TIEMPO ES VIDA ...”
T.A.F.