Concluye
otro año y definitivamente con la adultez he aprendido “a cerrar ciclos” como
dicen los psicólogos, para mi significa, reconocer y aceptar los hechos como
son, trato de salir del “universo cerrado” de las cosas buenas o malas, evito
las suposiciones, busco identificar las emociones que me producen estos hechos,
hago mi balance, extraigo mi aprendizaje y… lo dejo ir. No me gusta dejar
situaciones inconclusas que alojen rencor en mí, evito “rumiar” pesares por
hechos y cosas que ya se fueron, que ya son pasado, prefiero canalizar todas
mis energías en afrontar el momento presente y como ya les conté el año pasado,
hacer mi lista de las cosas positivas que me sucedieron, en este año 2018 que
fueron muchas, concentrarme en ellas y agradecer por todas, como dice el dicho
“es de bien nacido ser agradecido”, sé que son muchas las situaciones que
escapan de nuestro control en la vida, pero lo que sí podemos controlar, sin
duda, son nuestras reacciones ante estas situaciones. Esta actitud, haciéndola consiente,
nos permite alejarnos de comportamientos, que afectan nuestras expectativas,
que a veces nos llevan a tal punto, que solo le damos importancia a todo lo
negativo, lo cual, sin darnos cuenta, nos puede conducir a una vida de frustraciones.
Para
cambiar esta visión, es necesario tomar la decisión personal de reorientarnos
hacia lo que es positivamente posible, descubriendo todo lo "bueno" que vivimos
cada día y centrarnos en sentirnos agradecidos.
Creo que
debemos ser agradecidos con lo que hemos logrado cada año, ¿no te parece?,
incluso con todos los conflictos y problemas que pudieron surgir, aún estamos
aquí. Para ser agradecido no hay tratados, ni excusas, ni hay que buscar
razones, ni hay edades, nunca eres joven o demasiado viejo, solo hay que intentar ser positivo y valorar
todo lo maravilloso que tienes.
Les
cuento, que tengo muchas cosas por las cuales sentirme agradecida de este año
que concluye. Agradecer
ante todo los momentos con mi esposo, mi hija y su esposo, mis nietos, mis
familiares, por todo lo que compartimos y disfrutamos juntos. Gracias a mis
nietos que llenan mi tiempo de alegría. Gracias por todas las experiencias y
momentos estupendos que pasé junto a mis vecinos, mis amigos, sobre todos mis
queridos “concañeros” y con todas aquellas personas que me aportaron algo
positivo. Gracias al profesor y al maravilloso grupo de las clases de Tai-chi. ¿Y
por no? gracias también a los problemas y dificultades, que enfrenté durante el
año, de ellos aprendí que siempre existen nuevas posibilidades. Lo “malo” que
me sucedió me sirvió para aprender y fortalecerme. Gracias por todos los libros
que pude leer y las películas que pude ver este año. Gracias por poder pasar
unos días frente al mar en mi querida isla de Margarita. Gracias por la buena
salud que gocé durante todo el año. Gracias por las cosas simples y sencillas: Disfrutar
de una taza de café a pierna cruzada; los momentos de contemplación de los
crepúsculos desde mi balcón, que, aunque no lo crean todavía existen, regar las
matas y descubrir cómo van creciendo. Gracias a todos ustedes, los lectores de
El blog de Teresita Alvarez y a las personas que me acompañaron día a día en
las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram), gracias por sus comentarios
que me llenan de gusto y que me incentivan a seguir adelante.
Deseándoles
para el Año Nuevo, felicidad y prosperidad para todos. ¿Y tú, eres capaz de
valorar aquellas cosas positivas que tienes?
T.A.F.