La semana pasada mi amigo Hernando Franco, como buen defensor de los derechos de la mujer, puso en su Facebook, un video sobre esas historias “olvidadas” o escondidas por los medios y que aparecen después de muchos años, una vez que deciden “desclasificar” documentos.
Se trata de un episodio que sucedió en la empresa estadounidense, United States Radium Corporation, en Nueva Jersey, compuesta principalmente por mujeres, la cual estuvo activa entre los años 1917 a 1926 y su producción principal era la de crear relojes e indicadores luminosos para el ejército de los Estados Unidos pues tras el descubrimiento del radio por Marie Curie, se creó una pintura especial con sales del elemento radioactivo, la cual era utilizada para la creación de estos relojes que brillaban en la oscuridad, lo que los hacía muy populares. Con el tiempo no sólo, fueron los relojes que brillaban, sino que, también las mujeres que tenían contacto cotidiano con el químico. Una de las chicas llamada, Mollie Maggia de 24 años., fue una de las tantas mujeres “agraciadas” que comenzó a trabajar en dicha empresa, pues, además de que eran bien remuneradas para ser mujeres, eran envidiadas por el original resplandor que las rodeaba y tenían la ventaja de trabajar con el elemento químico que estaba de moda, el radio, el cual se empezó a conocer como “el sol líquido”, el cual se hizo tan popular, que se empezó a utilizar en la ropa, las uñas, en pintura de labios, zapatos, en pasta dental y hasta en el agua y en alimentos, pues se le atribuían propiedades mágicas. Estas mujeres empezaron a ser conocidas como “las chicas fantasmas” por el resplandor que emitían.
Mollie, comenzó con una infección en la garganta, paladar y oído, al poco tiempo se le empezó a resquebrajar la mandíbula con simplemente tocarla. Murió en 1922, como no se supo la causa se responsabilizó a la sífilis.
Durante ese tiempo otras de las “chicas del radio” empezaron a tener también problemas. Grace Fryer, quien para la fecha trabajaba en un Banco, empezó a notar degradación ósea en la mandíbula. Pero tras la muerte de Mollie, Grace conoció la razón de su problema de salud y le advirtió directamente a la “US Radium Corporation”, del peligro al cual se estaban exponiendo las trabajadoras al impregnar el pincel con la pintura, mojarse lo labios con él, para separar las cerdas y pintar. No recibió respuesta de la empresa. Además, se dio cuenta que muchas de sus ex-colegas de la fábrica se encontraban con anemias, tumores en sus cuerpos y necrosis en los huesos. Grace y otras cuatro mujeres afectadas, comenzaron una batalla legal para proteger a sus compañeras. Fue una lucha larga, contra la muerte y las leyes laborales, donde la empresa siempre negó su responsabilidad. No fue sino, cuando murió el primer hombre de la empresa, tras lo cual se exhumo el cuerpo de Mollie Maggia y se supo la verdad.
El caso de las “chicas del radio” marcó un hito, al lograr que una empresa en U.S.A, fuera declarada responsable de la salud de sus empleados, creando jurisprudencia, lo cual condujo a la creación, de “La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional” e implantar las normas al respecto. Luego de mucho años, se hizo una película sobre este caso y la escritora Kate Moore escribió un relato sobre estos hechos. El radio tiene una “vida” promedio de 1600 años…o sea pasará mucho y los huesos de estas mujeres seguirán brillando.
T.A.F.