Era una tarde de invierno, cuando estaba en su apartamento de Paris, sola y en el olvido, a pesar, de haber hecho de su vida un mundo donde nunca faltaba la gente. Según cuentan, abrazó a su perro “Pinky” abrió el gas y aspiró hasta irse quedando como dormida. No hubo despedida, ni melodrama, ni humillación contra nadie. Simplemente murió como siempre lo prometió, siendo libre, como solía decir. “No soy de nadie”. Era un 14 de diciembre de 1927. Razón por la cual esta semana en la red social se habló mucho, conmemorando la muerte de una de esas magníficas mujeres, como suelo decir, olvidadas por los que escriben la historia, pero creo en el compromiso de visibilizarlas por el aporte que han dado a la ciencia, al arte, etc. Me refiero a Elsa von Freytag-Loringhoven, conocida como “La baronesa Dadá”.
Elsa, nace en la ciudad de Swinemünde, actualmente Polonia. Cumpliendo 18 años se escapa de su casa para vivir en Berlín, donde trabaja en un cabaret, luego empieza su constante peregrinaje que la lleva a vivir en Italia, Francia, Suiza hasta que, en el año 1912 se establece en el barrio bohemio Greenwich Village en New York, donde comienza una vida no convencional y se hace conocida por sus extravagancias y donde empieza a ser llamada, la baronesa dadá. El titulo de baronesa lo adquiere al casarse con el falso barón alemán Leopold von Freytag-Loringhoven, un Don Juan de la época que, acaba desapareciendo. La baronesa vive para ese entonces, casi en la indigencia, pero sumergida plenamente en el mundo Dadá. Movimiento cultural y artístico muy de moda, que surgió con el fin oponerse a las artes existentes en la época. Sugerido por Hugo Ball, autor de los primeros textos dadaístas.
En New York, Elsa se hace modelo de Duchamp y de Man Ray. En ese medio, la baronesa dadá comienza a realizar esculturas, poesía, actuaciones y presentaciones como artista callejera. En el barrio bohemio de Greenwich Village, mantiene amistad con la fotógrafa Berenice Abbott de quien realiza varios “poemas visuales”. Es considerada por el editor Jane Heap como “la primera Dadá estadounidense. Ella es la única en todo el mundo que se viste Dadá, ama Dadá y vive Dadá”. Sus poemas se conservan en la Universidad de Maryland. En sus poemas muestra su rebeldía, revelando un lenguaje liberal, reclamando la sexualidad libre de la mujer. Habla de preservativos, juguetes sexuales y de orgasmos femeninos
Elsa creaba sus obras dadá usando las piezas encontradas en la basura y objetos reciclados. También diseñaba y creaba su propio vestuario dadá. Articulaba pedazos de hierro, madera o cartones y creaba obras ensamblados que otros fotografiaban. De ahí que muchas creaciones de Elsa hayan sido atribuidas a otros artistas. En los últimos años se ha empezado a hablar de la baronesa dadá como la autora de piezas hasta ahora atribuidas a otros dadaístas. Como la obra atribuida a Marcel Duchamp, el urinario (Fontana), que según reflejan algunos documentos y testimonios fue obra de Elsa von Freytag-Loringhoven.
Pero como dicen, "su gran obra fue ella misma". Vivió en extrema pobreza, detenida muchas veces por robo o por vestir ropas de hombre o salir a caminar desnuda, con sus maquillajes brillantes, su peinado rapado y teñido y sus extravagantes vestuarios hechos con latas, luces o desechos. Su personalidad se adelantó a la época que vivió. Su estilo de vida no convencional chocó con el estilo de vida de su tiempo.
T.A.F.