¿Podemos recuperar el tiempo perdido?

 


Leí en las redes de esta semana, que el día 10 de Julio de 1871, nació en Auteuil, cerca de París, el novelista, Valentín Louis Georges Eugène Marcel Proust; conocido como Marcel Proust, esto me recordó la biblioteca de mi papá donde se encontraban los siete tomos de su novela “A la búsqueda del tiempo perdido” y que ha pesar que me encantó desde siempre la lectura, les confieso que con solo ver la cantidad de libros para una sola novela no se me ocurrió leerla. Con el tiempo me enteré, de algunas cosas de la novela que, el escritor francés era el responsable de la que es oficialmente la novela más larga del mundo que tiene mas de 1.200.000 palabras, mas o menos el doble de las de “Guerra y la Paz” y que refleja la sociedad francesa anterior a la primera guerra mundial, la cual trata de olvidar las experiencias y recuerdos del pasado, los cuales, según Proust, estos siguen conservados en el inconsciente de nuestra memoria. El tiempo transforma para bien o para mal o simplemente destruye a las personas, cambia a los amigos y los lugares donde hemos vivido, como nos cambia también a nosotros mismos. De allí ese anhelo casi desesperado que tenemos de recuperar ese tiempo que nos transformó para bien, ese tiempo que fuimos felices. ¿Pero es posible buscar para transformar ese tiempo que ya pasó?

El término tiempo proviene del latín “tempus” y se define como la duración de las cosas que están sujetas a cambio. Desde el punto de vista de la física, se define como la separación de los acontecimientos que son sometidos a cambio, el tiempo comprendido como una oleada de acontecimientos que son sometidos al cambio. Visto así, son sucesos organizados en secuencia permitiendo determinar el futuro, el presente y el pasado.

Pero existe un tiempo absoluto, es decir, que es una dimensión exactamente igual para todas las personas que lo observan, pero existe un tiempo relativo, donde la dimensión puede variar según el observador, el sistema de referencia que se utilice y el punto donde éste se encuentra. Pero también el tiempo se ha definido desde el punto de vista filosófico, desde los griegos a nuestros días. Pero también, existe un tiempo atmosférico, que depende de la temperatura, la presión atmosférica, la nubosidad, el viento, la humedad entre otros, siempre dentro un determinado espacio.  

Buscar el tiempo perdido en medio de esta pandemia de COVID-19, que nos azota sin tregua, pareciera ser el tormento angustioso, y valga la redundancia de todas aquellas personalidades, bien sean gobernantes o autoridades sanitarias, que subestimaron la gravedad y la amenaza que significaba este virus, surgido en la ciudad China de Wuhan que, por su pasividad o su arrogancia, estas personas, no tomaron sus decisiones a tiempo al respecto en sus determinados países. Y después de año y medio la epidemia continúa atravesando fronteras, encontrándonos inmersos en una de las peores crisis sanitarias de los últimos años. Y con todo este panorama, se siguen tomando decisiones de flexibilización de las medidas sanitarias, sin ir muy lejos España espera recibir 15 millones de turista, mientras Alemania y Francia sugiere a sus habitantes no visitar a España por causa del aumento de casos.

Los Juegos Olímpicos, programados para celebrarse en Tokio, Japón, en julio y agosto del 2020 fueron postergados por causa de la pandemia, para arrancar con la apertura el 23 de julio del 2021, sin embargo, después de anunciada la apertura el primer ministro japones declaró este jueves pasado, estado de emergencia en el área de Tokio, una alarma que estará vigente hasta el 22 de agosto, coincidiendo con la celebración de los Juegos olímpicos. Ojalá sus decisiones sean acertadas. El tiempo que pasa no se recupera.

T.A.F.