Ya en la caja había una señora delante de mi con tres frascos de alcohol, hablando para que todos la escucháramos, “que su vecina tenía coronavirus, que hasta oxígeno tienen que ponerle, eso me tiene los nervios de punta, tengo que desinfectar todo el piso ascensores, escaleras y paredes”. La verdad es que estaba bien alterada. Y a la cajera lo único que se le ocurre hacer es decir “déjeme tocar madera señora” y se paró y fue hasta donde encontró madera y la golpeo tres veces con la palma de mano. Mija, no sea supersticiosa, le dijo un señor mayor a la cajera.
Y yo me pregunté ¿de dónde saldría que el “Tocar Madera” atrae la buena suerte o aleja los males?
Averiguado, esta tradición de “Tocar Madera” para atraer la buena suerte, resulta, que es muy antigua.
Pues, la madera ha estado presente, desde antes de la aparición del hombre, sobre la tierra, y siempre se ha considerado como un material noble, una especie de “regalo de los Dioses”, en especial, la madera del roble, la cual, era la más admirada, ya que, se decía que el roble era hogar de los Dioses y era la forma en que éstos se posesionaban en la vida terrenal.
¿Por qué el roble? Quizá porque esta especie era más propensa a ser alcanzada durante las tormentas por los rayos y la creencia que estos rayos significaban una forma de los Dioses comunicarse con los humanos. De esta forma estar cerca de un roble parecía estar cerca de los Dioses y así tener mayor protección, por lo tanto “Tocar Madera”, significaba conseguir ayuda de los Dioses y atraer la buena suerte. Según fueron las culturas nórdicas, las iniciadoras de este ritual.
Se sabe también que los Celtas rendían culto a los árboles, por considerarlos que representaban a los dioses en la Tierra.
Se creía que eran una especie de cable a la Tierra, por donde se iban los males, de allí la costumbre de tocarlos. En tal sentido, las propiedades favorecedoras de tocar la madera, sólo eran benéficas cuando esta se encontraba en estado natural.
La mitología griega creía que los robles representaban a Zeus, así prosperó la costumbre de tocar un tronco de roble cuando se hacían pactos y promesas como señal de confianza en lo pactado. También oraban junto a los robles implorando la ayuda de Zeus. Existía, asimismo, la costumbre de crear todo tipo de imágenes divinas con madera de roble.
Con la aparición del cristianismo, las creencias de “Tocar Madera” se vieron reforzadas, en este caso con la madera de la Santa Cruz, por la veneración de las reliquias de trozos de madera de esta. En nuestros días existen numerosos objetos religiosos cristianos, realizados con madera, que se pueden encontrar en todos los lugares de culto y también en los hogares de los millones de personas que profesan la religión cristiana.
En definitiva, la madera siempre se ha asociado a los dioses. Es increíble que un solo material ofrezca tanta versatilidad variando únicamente las especies y que pueda tener las propiedades y características adecuadas para fabricar cualquier producto.
T.A.F.