Las sinsombreros.

 


Por una de esas casualidades, “navegaba sin rumbo definido” en la internet, cuando encontré una revista digital, Culturplaza y había una invitación a un espectáculo para el 18 de diciembre, donde revindicaban la lucha de “Las sinsombrero”, a través de la danza de la obra “Mucha Muchacha”. Yo la verdad es que desconocía, quienes eran “Las sinsombrero”, resulta que eran unas mujeres que irrumpieron en la vida cultural en la década del 27, pero como todo, cuando la historia la escriben los hombres, solo se propagó, como  Generación del 27 a un grupo de hombres poetas y escritores españoles, que empezaron a figurar en el ámbito literario a partir de 1920 y que se le dio esa denominación, debido al homenaje que se le rindió a Luis de Góngora en Sevilla, a los trecientos años de su muerte ocurrida en el año 1627. Este grupo de poetas, pese a sus diferencias literarias, manifestaban inquietudes similares y poseían una estrecha relación de amistad. Así nace la Generación del 27.

En esa época, también existían mujeres escritoras, pensadoras, artistas y poetas, pero ignoradas, hasta que nacen “Las sinsombreros”, un grupo de mujeres que irrumpieron en el ámbito público, por atreverse a quitarse el sombrero cuando paseaban por la Puerta del Sol de Madrid, para que todo el mundo las viera, una actividad violadora de las costumbres de la época, que pretendía simbólicamente, al quitarse el sombrero, liberar las ideas de preocupación social. Este gesto las convirtió en rebeldes, por tratarse de una acción reprochable y mal vista por la sociedad de la época.

Este atrevido gesto les costó sufrir insultos, gritos y pedradas de los caminantes en ese momento por la Puerta de Sol. Y de esa manera, estas artistas e intelectuales, las transgresoras de las costumbres de la época, recibieron el nombre de “Las Sinsombreros”. Y así  se implicaron, aunque siempre marginadas, en los movimientos culturales de la Generación del 27 y junto con sus compañeros masculinos gozaron de presencia y aceptación internacional.

Entre estas mujeres podemos destacar a Maruja Mallo y Margarita Manso, las primeras en quitarse el sombrero, pero también tenemos que resaltar a Rosa Chacel, Concha Méndez, Ernestina de Champourcín, Marga Gil, María Teresa León, Josefina de la Torre y un largo etcétera.

Aunque de la Generación del 27, los historiadores han hecho resaltar siempre hombres como Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillen, Luis Cernuda, las mujeres tuvieron un peso enorme en los progresos artísticos de la España de principios del siglo XX. Jugaron un papel muy notable, que hay que divulgarlo, cuanto sea posible, porque no se trata del hecho de porque sean mujeres, es que más allá de eso, la narración de los acontecimientos debe cambiar, pues si se excluye la importancia de la mujer, la historia no está completa.

Lo más triste de todo esto, es la actitud de muchos de los compañeros masculinos, representantes por excelencia de esta generación, que no las mencionan, contribuyendo a que hayan sido olvidadas.

Dalí, casi no habla de Maruja Mallo, Juan Ramón Jiménez, no menciona a Marga Gil-Roësset, Buñuel no se refiere a ninguna de ellas, ni siquiera a Concha Méndez que fue su novia durante siete años. Creo que “ellas quedaron a ser mujeres de” dice Tania Balló. Directora y productora de un documental para sobre “Las Sinsombreros”.

T.A.F.