Por estos días, la palabra más nombrada en las redes sociales es Rusia, ustedes todos conocen las razones, así si que no voy a entrar en detalles, sin embargo, todo esto me recordó, que cuando pequeña me regalaron unas muñequitas, que eran huecas, muy livianas que en su interior guardaban versiones de si mismas, pero cada vez más pequeñas, se llamaban comúnmente muñecas rusas, supuestamente por su lugar de origen, estas artesanías tradicionales, en realidad se llaman matrioska, que es el diminutivo del nombre de mujer “Матрёшка”, que significa “pequeña matrona” y se le llama de esa manera para definir la madre que tiene sus hijas dentro.
Se elaboran con madera de tilo y el proceso no es sencillo. Los árboles se cortan en abril, es necesario un secado de casi dos años y después se trabaja el material con mucha destreza. Los cinceles y el torno son herramientas básicas en la construcción de estos objetos. La madera del tilo es blanquecina. Los tonos más oscuros se obtienen después de un tratamiento de aceites y resinas que van a prolongar la vida de estos souvenirs
Como datos curiosos, les cuento que, estas muñecas, además, están cuidadosamente adornadas con pinturas al óleo y colores muy llamativos, normalmente no tienen más de veinte réplicas, pero, el récord de matrioska, lo ostenta, una con cincuenta y una pieza. Este set de matrioska, una dentro de otra, fue realizado y decorado por la rusa Youlia Bereznitskaia. La de más altura mide 53,97 cm y el más pequeño 0,31 cm de altura, se terminó de realizar el 25 de abril de 2003. Al poner en línea una detrás de otra, todas las cincuenta y una muñecas, miden 3,5 m de largo
Una matrioska es, probablemente, el “souvenir” más conocido de Rusia y el objeto más deseado por los turistas.
Nos sorprende también, que esta muñeca tan representativa de la cultura rusa, no es tan antigua como parece. La mayoría de la información que encontré data su origen en 1890, se cree que fue llevada a Rusia por Savva Mámontov, un gran comerciante y mecenas de arte en la historia de Moscú, heredero de la compañía de ferrocarriles de su padre. Según muchas fuentes, él y su esposa encontraron en una exposición de arte en Japón un conjunto de muñecas de madera que simbolizaban los siete dioses de la fortuna japoneses, y se les ocurrió una idea, que se podría hacer algo parecido, con un carácter mas ruso. Y le llevó este planteamiento a un pintor muy conocido en esa época, Serguéi Maliutin, quien se puso en contacto con un carpintero llamado Vasili Zviodochkin y juntos crearon la primera Matrioska rusa.
Todos, me imagino alguna vez hemos tenido estas muñecas, por cierto, la mía, la que les conté al comienzo de la entrada, me duró hasta que se me ocurrió prestársela a mi nieto, para que jugara.
T.A.F