Un 22 de septiembre de 1886, murió en la Ciudad de México, a la edad de 50 años, una de esas mujeres que pasan desapercibidas por la Historia, se trata de Laureana Wright. Escritora y una de las grandes precursoras del feminismo en México. Nacida en la ciudad de Taxco, en el estado de Guerrero, sus numerosos escritos y sus aportes periodísticos sobre el “rol” en la sociedad de la mujer, fueron revolucionarios para su época.
Fue fundadora de la revista Violetas del Anáhuac, la cual fue publicada por primera vez el 4 de diciembre de 1887 y editada hasta 1889, considerada la primera publicación feminista en México que aportaba contenido científico y literario elaborado por y para mujeres, el tema principal de la publicación era la promoción del ideal de esposa culta y madre educada, como principio para demostrar la igualdad intelectual entre hombre y mujer como medio de emancipación. Violetas del Anáhuac, se dedicó a recopilar biografías y noticias de mujeres, que mostraban como ellas eran capaces de logros extraordinarios.
El primer personaje femenino del cual se hizo su biografía fue la esposa del presidente de la República, Doña Carmen Romero Rubio de Díaz. Quizás la más importante de estas biografías fue la de Sor Juana Inés de la Cruz, en ella se revelan las raíces ideológicas de la directora.
Laureana hizo un llamado a las mujeres de su país a cuestionar su rol hasta ahora en la sociedad y en las condiciones en que vivían, a través de lo que significaba el sufragio femenino y la equidad entre hombres y mujeres, escribió también, poesía donde glorificaba sus sentimientos patrióticos. Llegó a ser la vicepresidenta de la Sociedad Espiritista de la Republica Mexicana, entidad a la cual se unió por el hecho que esta institución postulaba, que el hombre y la mujer eran iguales en inteligencia, lo cual planteaba Laureana en sus luchas.
El interés que ella mostraba por el problema de la educación de la mujer, la convirtió en una de las pioneras del tema en México, “el sometimiento de la mujer, se debe básicamente a la falta de cultura y educación” solía decir en sus intervenciones.
Su padre fue un estadounidense de nombre Santiago y su madre del estado de Guerrero de nombre Eulalia. Tuvo dos hermanas, Virginia y Enriqueta y dos hermanos. Cuando estaba pequeña su familia se mudó a Ciudad de México, donde estudió sus primeros años y aprendió además del español el inglés y el francés, y comenzó su gusto por la lectura.
Pero para esa época comenzaron dos décadas muy complicadas para el país: se registraron la Guerra de Reforma, la intervención francesa y el imperio de Maximiliano.
Para el año 1868, cuando ella cumplía los 22 años, se casó con un francés de nombre Sebastián Kleinhans, con quien tuvo una hija, Laureana, se dedicó un año completo a su hogar y al cuidado de la bebé.
Luego retomó su labor literaria. Ingresó a la sociedad científica y en su órgano de difusión, unos meses después se le distinguió como miembro honorario de la Sociedad de Netzahualcóyotl, a petición de su fundador. Ingresó a la sociedad científica El Porvenir , en donde publicó durante mucho tiempo sus poemas mediante su órgano de difusión.
T.A.F.
