La semana mayor.

 


Este año la Semana Santa arranca durante la primera semana del mes de abril, empezando el domingo 02 de abril y terminando el domingo 09. La Semana Santa para muchos cristianos tiene un importante sentido religioso y para otros, menos fanáticos, es un momento para el esparcimiento, que aprovechan para descansar.

La Semana Santa es la más sagrada del calendario litúrgico cristiano. Comienza el Domingo de Ramos y se prolonga hasta la Pascua o el Domingo de Resurrección.

En esta semana se celebra el llamado Triduo Pascual, la pasión y muerte de Jesucristo y su resurrección victoriosa: su triunfo sobre el pecado y la muerte y su glorificación por el Padre.

Los hechos que se conmemoran durante la Semana Santa se conocen gracias a la propia Biblia. Los apóstoles Mateo, Marcos, Lucas y Juan escribieron los acontecimientos.

Se recuerdan los últimos momentos de Cristo en la Tierra, es decir, desde que llega a Jerusalén proclamado Salvador, hasta que es procesado, muerto, enterrado y resucita.

En el año 325 el Concilio de Nicea fijó la fecha de celebración de Pascua para todo el ámbito católico occidental. A partir de aquel momento, y basándose siempre en el relato evangélico, cada país ha ido construyendo un conjunto propio de celebraciones.

Los primeros en conmemorar la Semana Santa fueron los judíos seguidores de Cristo, es decir, los primeros cristianos. Después lo hicieron, los propios romanos que fueron cristianizados, cuyos registros más antiguos al respecto datan del siglo IV.

Sin embargo, a medida que el cristianismo se expandió por el mundo, la manera en la que esta “Semana mayor” se celebraba iba mezclándose con muchas tradiciones paganas que, en su mayoría, también tenían que ver con la llegada de la primavera.

También con el paso del tiempo la Semana Santa se ha ido transformando, ya que el espíritu de la celebración no era el mismo desde el siglo XI al Concilio Vaticano II. Antes del Concilio, desde el Consejo General de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Sevilla, el objetivo era contemplar la Pasión y Muerte de Cristo e imitarla mediante actos de penitencias. El Viernes Santo era día de luto muy riguroso. No se celebraba la Eucaristía, no se daba la paz en los Oficios Litúrgicos, el color litúrgico era el negro riguroso, no se tocaban los instrumentos musicales en las ceremonias litúrgicas, los Oficios Litúrgicos comenzaban en riguroso silencio, de rodillas todos los fieles y postrados los celebrantes ante el altar. Solo después del Vaticano II se ha comenzado a dar al Viernes Santo el sentido de un caracter de triunfo de Cristo sobre la Cruz y la liturgia se ha vestido de rojo. La pasión y muerte de Jesucristo y su resurrección victoriosa: su triunfo sobre el pecado y la muerte y su glorificación por el Padre.

T.A.F.