El Efecto Matilda.

Durante el domingo pasado me puse a leer, por curiosidad, un artículo en un periódico digital sobre Mileva Marić, la primera esposa olvidada de Albert Einstein.

Mileva fue una matemática serbia, que estuvo casada con Einstein entre 1903 y 1919 y cuyos aportes en matemáticas, fueron imprescindibles para el desarrollo de la Teoría de la Relatividad. A pesar que en el intercambio de la correspondencia que mantenían ambos y que siempre se referían a “nuestra teoría” y de “nuestros trabajos”, ella fue ignorada y nunca tuvo un reconocimiento por sus aportes a dicha teoría, salvo que le dieron una parte de los beneficios del Premio Nobel de Einstein.

Asi como este hecho, nos podemos encontrar con miles y aun cuando tratemos de mantenernos objetivos, es factible indicar el lugar secundario que las mujeres hemos tenido en todos los ámbitos del desarrollo cultural humano. Si hacemos una revisión superficial de la historia del arte, de la ciencia, de la política etc., pareciera que son los hombres los únicos encargados de poner en marcha la rueda de la historia, ¿dónde están las mujeres inventoras, compositora, filósofas, líderes sociales?

A este prejuicio de reconocer los logros de las mujeres, se le dió el nombre de efecto Matilda, el cual fue descrito por primera vez por la feminista y abolicionista, neoyorquina, Matilda Joslyn Gage, quien a finales del siglo XIX denunció la invisibilizacion de las mujeres y sus méritos en la ciencia y otras disciplinas.

El termino “Efecto Matilda” fue utilizado por primera vez por la historiadora de la ciencia, Margaret W. Rossiter en el año 1993, para señalar la ausencia deliberada de reconocimiento hacia las mujeres en los descubrimientos e invenciones científicas.

Uno de los casos más ilustrativos que encontré en mis lecturas sobre el tema fue el de Ben Barres, un neurobiólogo, quien nació mujer en 1954, llamándose Bárbara, en 1997 decidió cambiar de sexo, denunciando luego, como habían sido percibidos de formas diferentes sus investigaciones y trabajos cuando era mujer y ahora como hombre, hasta el punto, que, en la ocasión, cuando impartió su primera conferencia como hombre, un compañero se le acercó para comentarle “Ben haz dado hoy un gran seminario, tu trabajo es mucho mejor que el de tu hermana”. Su colega no sabía que Ben y Bárbara eran la misma persona.

Así como esta, estoy segura, existen  cantidades de casos de discriminación de la mujer en la historia. En este blog, siempre he mantenido mi pequeña contribución, en visibilizar todas esas maravillosas mujeres cuyos trabajos y aportes al desarrollo cultural humano cayeron en el olvido, dejando de ocupar su verdadero lugar que les corresponde en la historia, por el solo hecho de ser mujer.

T.A.F