El culto a las reliquias en el cristianismo se remonta a la época del imperio romano, en tiempo de los mártires. Gente entrenada se dedicaba a recuperar lo que quedaba de los cuerpos, incluso a recoger la sangre derramada, con el fin de preservar los restos a los que se les atribuía virtudes de santidad. No solo se trata de los restos mortales, los cuales son llamados reliquias de “primer orden”. También, son reliquias, los objetos que pertenecieron al difunto, pero de “segundo orden” y existen las de “tercer orden”, que son aquellos objetos que fueron tocados en algún momento por la persona.
Pero las reliquias, no son exclusivas de cristianismo, sino que existen en el ámbito religioso y fuera de el también. Estas son parte importante en el budismo, el hinduismo, el islam, el chamanismo y en muchas otras religiones.
En la Antigua Grecia, existían los santuarios a los héroes, sin que necesariamente exhibiera los restos de un héroe, se le rendía culto, además, se veneraban objetos de su pertenencia, como lanzas, escudos y otras armas relacionados con el héroe.
En el Islam existe preservada la huella del profeta Mahoma en el mausoleo funerario de Eyüp y los pelos de su barba en el museo del Palacio de Topkapi en Estambul. La veneración de las reliquias de Mahoma y de los santos, se convirtió en práctica importante de la devoción del islamismo suní, como el chií.
En el budismo la veneración de reliquias se estableció desde el principio. En Nirvana Sutra se afirma que los restos incinerados de buda se repartieron entre ocho tribus indias y estas fueron consagradas en estupas conmemorativas en todos los lugares donde se difundió el budismo. La más famosa de estas reliquias corpóreas, es su diente canino izquierdo, que se encuentra en el templo Sri Dalada Maligawa en Kandy.
En el hinduismo las reliquias son menos comunes que en otras religiones ya que los restos físicos de la mayoría de los santos son cremados y los restos mortales o las posesiones terrenales de los hombres santos y en general no se consideran que tengan un valor espiritual.
El culto a las reliquias se hizo muy popular durante la Edad Media; los creyentes esperaban de ellas resultados casi mágicos y no dudaban en recorrer en peregrinación cientos de kilómetros para lograr las más solicitadas, las de los apóstoles Pedro y Pablo y otros incontables santos que había en Roma, o la de Santiago en Compostela. Y aunque se deje claro que las reliquias de “segundo orden” no son objetos “mágicos”, muchas veces los creyentes le atribuyen el don de interceder ante Dios, lo que aceleró lo que es inevitable en estos casos: mercado negro de reliquias y falsificaciones de reliquias, que permanece vigente hoy en dia.
Y como olvidar las “reliquias de la abuela” que no es otra cosa que objetos que guardamos como pequeños tesoros, testimonio del pasado que trascienden generaciones y que nos vincula a la historia familiar, quien no guarda su misal de la primera comunión o la vajilla o los cubiertos que pertenecieron a la abuela o las copas. ¿Y tú eres recolectora de reliquias?
T.A.F.