Esta semana estuve hablando con una amiga con la cual nos intercambiábamos libros cuando éramos adolescentes, entre los recuerdos estaba la lectura de “El Principito”, en ese entonces sabia muy poco, de ese libro, es más creía que se trataba de un cuento infantil, pero que me gustó, supe solo que fue escrito por un francés con nombre un poco complicado. Años después leí un artículo en una revista, creo que se cumplían 40 años de la muerte de Antoine de Saint-Exupéry, allí supe que había sido piloto, que “El Principito” era un cuento infantil para adultos y que el autor había muerto en una misión como piloto en el Mediterráneo. Después, ya en tiempos del internet, me enteré que esta novela corta, se había convertido en el libro más leído en francés, además, se habia traducido a más de doscientos cincuenta idiomas y dialectos, incluyendo el sistema braille. Asimismo, se había convertido en uno de los libros más vendidos en todos los tiempos, había logrado vender más de 140 millones de ejemplares en todo el mundo, creo, sin lugar a dudas que, son muy pocas personas las que no han leído “El Principito”.
Cuando se cumplieron los 70 años de la publicación de la primera edición publicada en francés, hubo mucha información en la internet al respecto, lo cual me permitió enterarme de otras muchas cosas alrededor de esta obra. Me enteré, sobre todo, de la tormentosa vida conyugal del autor con su esposa Consuelo Suncín y como esta relación fue decisiva para que Antoine de Saint-Exupéry, escribiera su más famoso libro.
Y como “Lo esencial es invisible a los ojos”, mientras el autor del libro adquiría connotación mundial y un lugar en lo más alto de la literatura francesa, su esposa, fue siendo paulatinamente olvidada, hecho en que contribuyó la familia de Saint-Exupéry, por que era una mujer que se había casado dos veces, lo cual no era bien visto en los círculos aristocráticos franceses a los que pertenecía su futuro marido.
Consuelo Suncín, nació en Armenia, El Salvador. provenía de una familia acomodada dueños de cafetales. Quedó viuda de su segundo esposo, pero con mucho dinero, así que, bonita, joven, viuda y con mucho dinero, viaja a Buenos Aires a liquidar las propiedades de su difunto marido y ahí conoce a Antoine de Saint Exupéry. Consuelo y Antoine vivieron 13 años de matrimonio virulento, él, con sus frecuentes viajes, la vida bohemia y sus múltiples infidelidades, que según ella “ser la esposa de un piloto fue un suplicio, pero serlo de un escritor, fue un verdadero martirio” y repetía, además, “vete a ver las rosas, que así comprenderás que la tuya es única en el mundo”. La sociedad francesa trató en todo momento, de no relacionar a Consuelo con el escritor y fue solo hace pocos años que reconocieron que, sin su influencia, “El Principito” no habría sido escrito.
Pero según, la escritora Marie-Helene Carbonel, quien en 2010 publicó en Francia la biografía de Consuelo en un libro titulado: "Consuelo de Saint-Exupéry, una novia vestida de negro". Consuelo fue la musa que inspiró a la rosa de "El Principito". "La rosa es Consuelo", afirma Marie-Helene Carbonel. "Los tres volcanes son los volcanes de El Salvador. Los baobabs son las ceibas a la entrada del pueblo de Armenia, en El Salvador. La rosa que tose es Consuelo, que sufre de asma, que es frágil y por eso está protegida bajo una campana de cristal". "Las otras cinco mil rosas pueden ser las otras mujeres de Saint-Exupéry, pero para El Principito esas rosas no valen nada, la única que vale es su rosa". "Se ha querido presentar a este libro como un cuento para niños. Pero no lo es de ningún modo. Es un libro que escribió para pedir perdón a Consuelo, es un acto de contrición", dice la escritora francesa.
T.A.F.