¿Se recuerdan como empezó el año pasado? Se presentaba con muchas expectativas, lo llamaron el veinte-veinte, con sus dos ceros se hicieron lentes, con los que se celebraba su maravillosa llegada. Era, además, el comienzo de una nueva década, quien se iba a imaginar que sería un año “anormal” o con una nueva “normalidad”, que no podríamos ir a cumpleaños, que nuestros nietos no podrían ir al colegio, no podríamos ir a restaurantes, ni a cafés, ni a cines, ni los bares, ni a cultos religiosos y como dice un chiste que leí por allí “Cuando cierran los casinos, los cabarets y las cantinas; las sinagogas, los templos y las iglesias; cuando el cielo y el infierno se ponen de acuerdo es porque la cosa está que arde”.
Fue “normal”, oír, ver y leer, en televisión y redes sociales, noticias y comentarios sobre enfermos, muertos, hospitales desbordados, de médicos y enfermeras o como les dicen, personal sanitario extenuados. La palabra más escuchada fue COVID-19, el virus autor, de esta nueva “normalidad” en la que estamos inmersos. Creo que lo más difícil, es manejar los cambios de toda esta situación, que cambió de golpe la “normalidad” a la que estábamos acostumbrados. A mí personalmente, me ha hecho reflexionar y es el motivo de esta entrada, sobre lo que hay detrás de “volver a la normalidad y la llamada “nueva normalidad”, ¿acaso vamos a volver a la “normalidad” antes de COVID-19? o vamos a tener una nueva “normalidad”. Oigo con frecuencia “Estoy cansado, quiero volver a la normalidad”.
La normalidad es una condición de algo que se ajusta a lo que todos creemos que es la norma, que se ajusta a los valores predominantes en esa sociedad y todos sabemos que esos valores son impuestos por los Estados. La normalidad es un comportamiento vinculado a la conducta que tiene una persona y que no muestra diferencia respecto a la conducta de las otras personas de la comunidad. En ciertas regiones de Escocia, el que usen falda los hombres forma parte de la normalidad, pero resulta anormal en muchas otras sociedades.
Según el filósofo Frances, Michel Foucault, “la normalidad es un concepto esencial, al punto que toda modernización es un proceso de normalización”. Una “nueva normalidad” implica que los Estados van a pretender rediseñar las conductas de las personas para adaptarlas a la nueva realidad.
No hay que olvidar que, el concepto de “normalidad” tiene una gran carga de subjetividad, está vinculada a la edad, condición social, creencias religiosas, a la educación y a cientos de otros aspectos. Lo vivimos a diario de la forma que cada uno de nosotros se enfrenta al confinamiento, algunos no creen aun, que lo del covid-19 sea verdad, otros que es una simple gripecita, otros no se asoman ni a la puerta, otros prefieren su libertad y protestan el confinamiento, otros andan furiosos porque no son más estrictos en las medidas de confinamiento.
Hay cosas que eran en general como “normales”, el año pasado, vimos o leímos muchas veces, pues no eran impactantes como noticias: hay un 20% de niños que no van a la escuela, 200 de las especies se extinguen cada año, 9 de cada 10 casos de periodistas asesinados sigue sin resolverse, en los últimos 20 años la guerra ha destruido más de 30 sitios patrimonios de la humanidad. Sin embargo, vemos cosas durante la pandemia, que ojalá se quedaran como “normales”: Los picos del Himalaya fueron visibles por primera vez en 30 años, una enfermera fue portada de la revista New York Time, las compañías tecnológicas ofrecen sus patentes bajo licencia de código abierto, en África las compañías de telefonía móvil ofrecen acceso gratuito, 11 países atrapados en conflictos de larga duración, han decretado un alto al fuego, 2 ballenas se visualizaron desde el puerto de Marsella, Francia...
¿Cómo creen que será esa “nueva normalidad” tan ansiada? Se permiten suposiciones y especulaciones.
T.A.F.