La retratista Julia Cameron.

En estos días vi un documental, sobre la vida de Dora Maar, una gran fotógrafa y pintora surrealista quien fue amante y musa de Picasso, la cual se ocupó de hacer un trabajo documentado en fotos, sobre todo el proceso de creación del Guernica, siendo éste el primer reportaje fotográfico hecho sobre una obra de arte, sin embargo, Picasso, nunca reconoció ese detalle de Dora, según dicen, su postura ante el reportaje se debe a que en el, se podrían apreciar sus vacilaciones, las dudas y los errores en que Picasso reincidía.

Esto me llevó a investigar, sobre mujeres fotógrafas , que según la Nikon parecieran que no hay muchas, encontré muy pocas, pero me llamó la atención una en especial: Julia Margaret Cameron.

Sus inicios en la fotografiá no fueron a temprana edad, fue mas bien por una casualidad, vivía junto a su marido en Freshwater, un pequeño pueblo situado en la muy aburrida isla de Wight en Inglaterra. Cumplía 48 años de edad, cuando su hija le dío un regalo, que transformaría su vida para siempre. Se trataba de una complicada cámara de madera acompañada de una nota que decía: “Quizá te divierta, madre. Intenta hacer fotografiás durante tu soledad en Freshwater”. Ya Julia, para entonces tenía una carga cultural muy sólida, se había formado en Calcuta, donde nació el 11 de junio de 1815, en el seno de una familia de diez hermanos, de padre escocés y madre descendiente de aristócratas franceses; estudió en Paris, Sudáfrica, Londres y por su origen aristócrata, pudo codearse con los círculos mas elitescos y relacionarse con pintores, científicos y sobre todo con fotógrafos. Era una mujer muy emotiva y persistente, lo que la hicieron experimentar con el dibujo y la pintura, pero sus resultados no llegaron a satisfacerle, así, que cuando recibió ese gran regalo de su hija, pasó a ser una fanática de la fotografía. Inmediatamente, modificó su casa en función de su nueva labor, convirtió la carbonera en el cuarto oscuro y el gallinero en su estudio y comenzó a hacer retratos: “anhelaba fijar cuanta belleza veía ante mi y por fin ese deseo se ha cumplido” dijo.

No llevaba ni un mes en su nueva profesión, cuando logró, lo que ella misma llamó, su primer éxito: un retrato de Annie Philpot, hija del gran poeta Benjamin Philpot.           

En estas fotos de Annie, estaba reflejado lo que sería las características de su arte, hacia donde estarían dirigidas sus obras, convirtiéndola de esta manera en una de las más importantes artistas de la fotografiá del siglo XIX: el enfoque indefinido, iluminación intensa y primeros planos en los que sobresalen mujeres y niños que parecieran representaciones de personajes bíblicos. En sus primeros retratos usó como modelos a personas de su entorno, criados, vecinos, sus hijos, amigos, personajes conocidos de la cultura, una de las modelos predilectas de Cameron fue su sobrina Julia Jackson, madre de Virginia Woolf, en muchas ocasiones obligaba a sus modelos a posar por largo tiempo, ya que requería investigar sobre la luz y las placas.

Pero en realidad se hizo famosa por sus retratos de mujeres inexpresivas, aplicando el llamado “efecto flou”, despojadas de maquillaje que rompieron el molde de la belleza romántica victoriana.

En 1864 expone en Colnaghi's de Londres. En 1866 expone en la Galería Francesa de Londres y gana la medalla de oro de Berlín. En 1868 expone en la Galería Alemana de Londres y Charles Darwin la contrata para que realice sus retratos.

Julia Margaret Cameron falleció en 1879. Henry, uno de sus tres hijos abrió un estudio fotográfico en Londres..

Del 28 de Enero al 4 de mayo de 1999, el MoMA en New York, expone sesenta de sus fotografiás

Les confieso que su trabajo, el que no conocía, me pareció tan genial y de una calma tal, en el colage de fotos de esta entrada hay una muestra, que sin pensarlo mucho tomé la decisión de compartir con ustedes lo que pude averiguar sobre esta excelente fotógrafa.

T.A.F