El mito de Ío.

Entre las personas que sigo en Twitter, hay una chica que se apoda @NikSamotracia, quien siempre acompaña sus comentarios con imágenes de pintores famosos, esta semana tuiteó un “hilo” genial, sobre  Heras esposa del dios Zeus en la mitología griega. En la mitología Romana, Júpiter y Juno son el equivalente a Zeus y Hera.

Creo que en la mitología griega se acumula todo lo fantástico de su cultura. A través de sus mitos, podemos conocer su visión del mundo, de la creación del Universo, las pasiones humanas y en especial, conocemos las dinámicas vidas de los dioses del Olimpo. Pero si buscamos alguna razón por la cual estos mitos se han contando y escrito a lo largo de los siglos, es porque son historias fascinantes y muy bellas, que han inspirados a poetas, escritores y artistas.

Este “hilo” del que les menciono, me motivó a buscar en Google, historias relacionadas con Zeus y Heras y encontré una, que tiene que ver con el Pavo Real, espécimen fascinante, que según leí, es originario del Asia, pero que se relaciona con la cultura occidental gracias a uno de los mitos griegos: el de Argos, guardián favorito de la diosa Heras.

Resulta que Zeus, quien además de hermano era también esposo de Heras, era un dios muy infiel, tenía una gran debilidad: sucumbía constantemente a los efectos, tanto a la de belleza divina como a la terrenal, le gustaban mucho las mujeres y Heras, era extremadamente celosa, motivo por el cual no le quitaba el ojo de encima, pero en una ocasión Zeus, como buen mujeriego, se enamoró de una de las doncellas sacerdotisa de Heras, llamada Ío. Zeus, se le presentaba en sueños incitándola a que se le entregara en el lago de Lerna, ésta le fue a contar a su padre, quien consultó al oráculo, el cual le aconsejó expulsarla de su casa, pero Ío siguiendo sus sueños fue a entregarse a Zeus, el cual, conociendo lo celosa que era Heras, decide en sus amoríos con la doncella, convertirse  en una nube negra y espesa, para no ser visto por su esposa, pero ésta, no era tan fácil de engañar, vigilaba de cerca a su marido cegada por los celos, hasta que lo sorprendió. El dios, para salvar a la joven, la convirtió en una ternera blanca. Heras no vio la presencia de ningún mortal, pero vio una hermosa novilla blanca que rondaba a su esposo y la diosa empezó a sospechar sino sería, que su marido transformó a la sacerdotisa en animal para engañarla. Entonces, Heras le exigió a su esposo que le entregara la ternera y le ordenó a Argos, el gigante de los cien ojos, que la vigilara, de noche y de día, tarea fácil para Argos, ya que nunca dormía, pues de noche descansaban 50 ojos y los otros 50 permanecían abiertos, lo que le permitía siempre estar alerta. 

Por su parte, Zeus, con el fin de rescatar a su amada le ordenó a Hermes, que la encontrara y la rescatara, lo guio hasta donde Argos la tenía amarrada a un árbol, Hermes, con el sonido de su flauta durmió al gigante, logrando que se cerraran todos sus ojos y lo decapitó con una piedra afilada. Heras, por la lealtad de Argos, lo recompensó poniendo sus ojos en la cola del pavo real, su pájaro favorito y para vengarse ató a los cuernos de la ternera un  tábano, para que la picara a cada momento. Ío, convertida en ternera, por el desespero se vio obligada a huir corriendo sin rumbo fijo, así llegó a Egipto, donde volvió a su condición de mujer gracias a las caricias de Zeus, de ambos nació Épafo. Heras ordenó a los curetes, que lo raptaran. Zeus, los aniquiló por haber cumplido las órdenes de su esposa. Así empezó, una nueva peregrinación de Ío, esta vez en busca de su hijo, el cual consiguió en Siria. Regresó a Egipto y se casó con el gobernante de la comarca. Épafo, heredó la corona y se considera el ancestro común de etíopes y libios. Así, que si eres mujer y ves un pavo real que extiende su cola, es por que Zeus, el seductor, anda cerca, ten cuidado porque Heras lo vigila y es muy celosa y vengativa.

T.A.F.