En el año 60 D.C., la reina de los icenos, lideriza una gran revuelta contra los invasores que habían asesinado a su marido, la habían sometido a un trato degradante y habían violado a sus hijas. El levantamiento fue sofocado, pero acabó con la vida de unos 70.000 romanos y britanos aliados suyos.
Un siglo después de que Julio César emprendiera la conquista de Britania, los territorios de las actuales Inglaterra y Gales distaban de estar totalmente pacificados. Las rebeliones indígenas y las campañas de sometimiento por parte de Roma eran constantes. Durante el reinado de Nerón, un nuevo gobernador, Suetonio Paulino, se propuso acabar con el foco rebelde de la isla de Mona, frente a la costa oriental, donde se habían hecho fuerte “Los silures” . Las tropas de Suetonio Paulino pasaron a cuchillo a todos los habitantes de Anglesey, sin distinción de sexo o edad, y talaron los bosques en los que se practicaban las ceremonias de los druidas.
Mientras esto sucedía, en el territorio de los actuales condados de Norfolk y Suffolk, moría Prasutago, rey de los icenos. Tras su papel en la sublevación icena del año 47, Prasutago gobernaba, con el apoyo de los romanos, y en su testamento repartió́ sus posesiones a partes iguales entre el emperador Nerón y sus hijas, para asegurarse de que Roma apoyaría también a sus sucesores. Sin embargo, el procurador imperial, Cato Deciano, reclamó la totalidad del reino para Roma. Las tropas de Deciano saquearon el país, despojaron a los nobles de sus bienes, les expulsaron y esclavizaron a sus familias. También violaron y humillaron a la viuda de Prasutago, Boudica y a sus hijas, creyendo que con su deshonra acabarían con su línea dinástica.
Los romanos no contaban con el brío de Boudica y la influencia que ejercía entre los suyos. No era solo la esposa del rey, sino, que era además sacerdotisa de la Diosa Adraste, lo que le otorgaba una gran influencia sobre los icenos. La reina lo empleó, para condenar la dominación romana y convencer a los suyos de que era preferible la muerte a seguir soportando por más tiempo tal humillación.
Estalló así una violenta rebelión. Primero, los icenos y sus aliados se dirigieron a la capital, que se había convertido en la principal colonia romana de la región. Con el apoyo de los britanos que habitaban en el lugar, la asaltaron, masacrando a los colonos y veteranos romanos. Tras el saqueo, todos los edificios fueron demolidos hasta los cimientos y envueltos en llamas.
Eufóricos por su victoria, los britanos se dirigieron a Londres para oponerse al avance y los romanos fueron prácticamente aniquilados.
Suetonio Paulino, regresó de la isla de Anglesey para intentar defender el sitio, pero nada pudo hacer. Los britanos arrasaron la ciudad y se ensañaron con sus pobladores y los sometieron a crueles torturas.
La reina Boudica recorridó las líneas animando a sus hombres. Suetonio Paulino, por su parte, animaba también a los suyos, prometiéndoles que podrían disponer a su gusto tanto del botín como de los territorios de sus enemigos.
La represión fue cruel, Boudica se refugió́ con sus hijas en el territorio de los icenos, donde se suicidaron mediante veneno. Suetonio Paulino arrasó el territorio de los sublevados, con la intención de exterminar totalmente a los britanos, pero las autoridades enviadas desde Roma lo impidieron y el general victorioso fue finalmente destituido. Su sucesor, Publio Petronio, adoptó una política de acercamiento a las elites locales.
T.A.F.