Luo Li Rong, La escultora.

 


Hoy les voy a comentar sobre una mujer, poco conocida en occidente, pero que, por su gran talento como escultora, poco a poco se ha ido dando a conocer en esta parte  del mundo, ella nació en 1980 en Hunan, en una provincia sin salida al mar de la República Popular China.

Es una escultora que se graduó con honores, en el 2005 a la edad de 18 años, en la prestigiosa “Academia Central de Bellas Artes” de Beijing.

Luo, desde la infancia, se interesó por la escultura bajo la tutela del escultor Wang Du, quien luego se convertiría en uno de sus maestros en el campo. Después continuó sus estudios, presentando una tesis sobre las “Técnicas de escultura figurativa utilizadas por artistas europeos durante el Renacimiento y el Barroco”.

Su extraordinario sentido de la feminidad también se encuentra en abundancia en las obras de la artista. Sus esculturas fueron expuestas durante los Juegos Olímpicos realizados en Beijing durante el año 2008.

Desde hace varios años decidió establecerse en Europa, donde ha estado ganando reconocimiento por su arte en galerías y colecciones internacionales desde 2014.

Algunas de sus esculturas realistas, representan la belleza y la gracia de la figura humana. Sus grandiosas creaciones de la naturaleza, que a menudo trabaja con bronce, representan mujeres en movimiento.

Las figuras que esculpe adoptan posiciones elegantes que envuelven sus cuerpos en un “balayage”, lo cual consiste en una técnica de coloración francesa, que radica en una especie de “barrido” del cabello, un ligero aclarado que va pronunciándose a medida que se acerca a las puntas, así logra un aspecto natural.

Las esculturas de Luo Li Rong, en su conjunto son parte de la cultura china contemporánea al tiempo que ofrecen una comprensión sutil de extrema delicadeza. Su obra hace que el espectador inmediatamente se conmueva por la gran sensualidad que emanan sus esculturas.

Así, las velas y el viento en el cabello hacen eco del mundo interior del sujeto. Las cortinas y la mirada, movimientos increíblemente vivos, como si acabaran de ser capturados en el momento, son para Luo, una puerta entreabierta sobre la dimensión de la eternidad presente en el ser humano.

Luo, siempre es precisa en su esmero por el detalle, no solo en su piel sino también en la ropa que lleva, a la que valora mucho. También es perfeccionista en su trabajo. Varias de sus figuras, por ejemplo, viven en cuevas y sostienen gotas de lluvia en sus palmas, lo que le da a su obra una calidad poética.

T.A.F