Buscando a “Libo”.


  Liboria "Libo" Rodríguez al centro, Yelitza Aparicio "Cleo" y Alfonso Cuarón a los lados.

En la antigüedad, eran consideradas como artes la pintura, la escultura, la literatura, la arquitectura, la danza y la música, eran seis, cuando el cine alcanza el auge se le calificó como el séptimo arte.  
Sin embargo, creo que el cine no solo es el séptimo arte, sino que es la fusión de todos. El que dirige una película y quiere que esta mantenga su equilibrio, debe incorporar elementos como: escenografía, movimiento, guion, música, maquillaje e imágenes. Cuando vemos una película visualizamos la unión de todos estos elementos, plasmados en una sola obra de arte.
El guion cinematográfico, está concebido para contar historias: de ficción, de acontecimientos históricos, de la vida real o adaptaciones a situaciones tomadas de la vida real con elementos de ficción , tal es el caso del guión de la película “Roma”, escrito por la misma persona que la dirige, fotografía y monta, el mexicano Alfonso Cuarón quien cuenta la historia de Cleo, criada de origen mixteca, inspirada en la nana de su infancia, cuando vivía en la Colonia Roma, ciudad de México, de allí el título de la película. “Roma es muy personal para mí. Es una película que nació de mis recuerdos” dice Cuarón. Cuenta que su niñera, Liboria Rodríguez o “Libo” como la llamaba, comenzó a trabajar en su casa cuando él tenía apenas nueve meses, venia de Tepelmeme en el estado de Oaxaca y que estuvo presente en situaciones críticas de su infancia, como el momento del abandono de su padre, cuando “Libo” llegó a convertirse en parte esencial de la familia. “Muchos mexicanos hemos tenido a alguien como “Libo” en nuestras vidas, una mujer que nos cuidó con devoción cuando éramos niños, haciendo a un lado la posibilidad de criar a su propia familia o de construir una vida autónoma” nos dice el director.
 "Lo que empezó a ser más revelador para mí era esa parte que yo no conocía. Su vida social fuera de la casa. Pero incluso momentos de intimidad dentro de su cuarto. Por ejemplo, yo no sabía que mi abuela las regañaba… era totalmente cruel" relata Cuarón. En el film incorpora muchos de sus recuerdos y anécdotas sobre “Libo”, por ejemplo, la escena de los ejercicios por las noches y algunas otras cosas de las que hace cuando no estaba la familia del director o cuando esta salía “fuera de la casa”,
Para la realización de “Roma”, el director emprendió una intensiva búsqueda con el fin de hallar quien hiciera el papel de Cleo, el nombre que toma Liboria “Libo” Rodríguez en el libreto de la película. Analizó cuidadosamente un gran número de entrevistas en video, hasta que  encontró a “Libo”, la Cleo de “Roma”. "Fue inmediato. Estoy hablando de Libo”. “La he conocido toda mi vida. Conozco sus cualidades. Conozco su trato. Conozco esa sonrisa. Fue una de esas veces en las que conoces a alguien (a Yelitza Aparicio) y dices: Por favor, espero que ella diga que sí”.
Por su parte Yelitza, de origen indígena, recién graduada de maestra y sin trabajo, nunca pensó audicionar para la película, pero lo hizo porque su hermana no podía, por estar embarazada y le pidió que lo hiciera para que tuviera la experiencia. Si no fuera por eso, nunca hubiera logrado llegar al momento en que está ahora y gracias a Cuarón que se le ocurrió, que en esa localidad podría encontrar la protagonista de su película, con las características de “Libo” y por supuesto por su dirección.
Yo tuve una “Libo” en mi infancia, se llamó Ia, de la cual poseo muchos gratos recuerdos. ¿Y tú tuviste una nana que recordar de tu infancia?
T.A.F.

El pintor del Mar.



la imagen 1."La novena ola" y la imagen 2. "vista de Constantinopla a la luz de la luna" 
Empezar el año 2019, a la orilla de la playa contemplando el mar, es para mí una de las experiencias más fascinantes y estimulantes para arrancar el nuevo año, el mar siempre me ha generado una gran atracción; me llena de ganas de seguir aprendiendo, me acumula energías para seguir haciendo  cosas: leer, cocinar, hacer este blog, regar mis matas, contemplar los atardeceres desde mi balcón…en verdad soy afortunada por desconocer el significado de la palabra aburrimiento, por otro lado, por algún motivo, otra de mis fascinaciones  es  la pintura, no pintar, ¿quedó claro?. Estas dos fascinaciones definitivamente me llevan a Ivan Aivazovsky, “el pintor del mar”, sobre quien quiero referirme en la primera entrada de este año del blog.
Fue un pintor romántico ruso. Considerado uno de los mejores artistas de marinas en la historia, ​nació el 29 de julio de 1817 en el seno de una familia armenia en el puerto de Feodosia en el Mar Negro en Crimea, donde vivió la mayor parte de su vida y falleció el 2 de Mayo de 1900. Llego a tener dominio de varios idiomas como el turco, el italiano, el tártaro, el armenio y el griego; creció rodeado de músicos y pintores. Su inclinación desde muy temprana edad fue hacia la pintura.
Sus primeros estudios de pintura los realizó en la escuela en Simferopol y posteriormente, en 1833 ingreso  a la Academia de las Artes en San Petesburgo
Logró perfeccionar su técnica y estilo en sus pinturas de mar y batallas, las cuales fueron reconocidas por sus maestros, consolidándose como el pintor oficial de la Marina Rusa. Durante su vida, intervino en más de seis mil pinturas, que van desde sus paisajes de la Crimea rural hasta las escenas marítimas y costeras que lo hicieron famoso. Según los eruditos, Aivazovsky, fue principalmente práctico en el desarrollo de los juegos de luz, por aplicar capas de color de tal manera que conseguía un efecto de transparencia. Tuvo la habilidad para reproducir con gran realismo el brillo del agua a contra luz, ya sea con luna llena, al amanecer o representando barcos en llamas.
Aivazovsky fundó una escuela de arte y una galería. Además, construyo un museo histórico en Feodosia, su ciudad natal.
Hoy en día, sus cuadros se han subastado por millones de dólares y han sido impresos en estampas y postales en Rusia, Ucrania y Armenia. También se ha convertido en uno de los más falsificados artistas rusos.
De su pintura, lamentablemente solo la he apreciado en revistas y en la internet,  de las que he visto, que han sido muchas, me han cautivados dos cuadros: “Vista de Constantinopla a la luz de la luna” (1846), ver como los tonos ocres, que  plasmados en esa forma, me logran transmitir emociones de esperanza y que a pesar de haber sido Constantinopla, la ciudad más agitada a mediados del siglo XIX deja de serlo a los ojos de Aivazovsky quien a través de su pintura nos muestra una ciudad de apariencia tranquila. La otra es “La novena ola” (1.850), donde se aprecia en la parte de arriba del cuadro un “estallido” de luz, que cae sobre unas olas de un mar “picado” ... al pie del cuadro, con gran detalle, se ve una barcaza con unos hombres, ayudándose entre si, por no caer al mar, sin embargo, me transmite tranquilidad, no temor. Ambos me han maravillado, no porque se dé técnica de pintura, sino, simplemente porque me despiertan sentimientos, me tramiten emociones, me involucran con la pintura, me parecen tan perfectas; la forma de pintar el mar, el cielo y sus transparencias, la luna, el sol. Para mí, de eso se trata el arte: de hacernos recordar que en nosotros existen sensaciones, sentimientos, pasiones y emociones que afloran de forma espontaneas y que nos recuerdan lo que somos, seres con sensibilidad.  Me resulta casi incomprensible, como una persona a través de su arte pueda trasmitirnos tantas sensaciones y emociones que te logran renovar esperanza y te proporcionan tranquilidad. ¿No les parece sencillamente increíble?
T.A.F.