Normalmente, nos gusta todo lo graso y
lo dulce, pues son sabores que nos son agradables al paladar, sin embargo,
existe sabores, amargos, como son el café y la cerveza; los entendidos dicen
que hay que enseñar al paladar, les confieso que no puedo funcionar durante el
día sin mi café y la cerveza es una de mis bebidas alcohólicas favoritas junto
con el vino, creo que en algún momento de mi vida enseñé a mi paladar o lo
aprendió inconscientemente a gustarle estos sabores amargos, por ende, todo lo relacionado con estas
bebidas lo averiguo.
El universo de la cerveza, se encuentra lleno de anécdotas y curiosidades muy interesantes,
hoy quiero compartir con ustedes algunas particularidades sobre las botellas de
cervezas.
Por tratarse de un producto
que debe conservar su estado “natural”, hasta que llega al consumidor, se debe
mantener un especial cuidado, para que continúe, fresco su aspecto, su aroma y su sabor. Los primeros fabricantes de cerveza, donde las mujeres fueron la
fuerza impulsora, se dieron cuenta de que el tipo de envase jugaba un importante papel en el mantenimiento
de la cerveza. Antes de la botella de vidrio, la cerveza se almacenaba en
barricas y mucho antes de eso en ánforas de arcilla y barro, no fue sino a
mediados del siglo XVI, cuando se empezó a utilizar el vidrio para envasar la
cerveza, sin embargo, el vidrio soplado ocasionaba problemas, las paredes de la
botella, por lo general eran mucho más finas y no soportaban la presión
generada por el CO2 haciendo estallar las botellas. Al principio se
utilizaron envases redondos, con pico angosto y un tapón de corcho, como el del
vino. Estos envases, salían muy costosos, pues había que hacerlo uno por uno a
mano, se necesitaban muchos trabajadores. La cerveza embotellada era un
artículo de lujo, sólo la bebían a “pico de botella”, unos pocos, que podían
pagarla, no obstante, ésta continúo siendo popular en aquellos establecimientos
que siguieron vendiéndola directamente del barril a la jarra.
En cuanto al tipo de corcho
que se utilizó al principio, se modificó por un tapón de rosca y más tarde por
la tapa corona que se usa en nuestros días.
El hecho que las botellas de
cerveza sean color verde, marrón, oscuras o casi negras se debe a la luz y al
calor. El lúpulo se oxida con mucha facilidad y cuando ésto sucede modifica
sustancialmente el sabor y el aroma de la cerveza. Los fabricantes de cerveza,
quienes conocen este hecho, resolvieron el percance, utilizando vidrios con
tonalidades oscuras y de esta forma impedían que los rayos ultravioletas la estropearan
y así continuaba conservando todas sus características, sin perder su
aroma y su sabor.
Hoy en día, existen nuevas
técnicas, que logran resguardar la cerveza del calor, al utilizar recubrimientos
que bloquean los rayos ultravioletas. Por eso es que el color de las botellas
que se pueden encontrar hoy en el mercado, se deben al “marketing”,
principalmente a la imagen de la marca, que desean proyectar los fabricantes. …
¿y la “fría”? …a pico de botella.
T.A.F.