La “Madre” de Frankenstein.

Acabo de terminar de leer un libro que me envio en PDF, mi “concañera” Saida, de hecho, me ha enviado ya unos cuantos, se trata de La madre de Frankenstein de Almudena Grandes.
El drama se centra en una paciente, Aurora Rodríguez, en el pabellón del Sagrado Corazón, del manicomio de Ciempozuelos, en la España triste y clasista de los años cincuenta… pero no es mi intensión comentarles el libro, sino que este hecho me removió la curiosidad de indagar, más allá de las películas de Boris Karloff y del famoso German Monster, sobre el famoso Frankenstein.
La verdadera “madre” Frankenstein, su creadora, fue Mary Shelley, quien durante años fue lamentablemente ignorada como escritora pero, le debemos a ella la novela que tiene como protagonista  uno de los monstruos más emblemáticos de la literatura. Hija del filósofo radical y creador del anarquismo William Godwin y de Mary Wollstonecraft, defensora de los derechos de la mujer y autora del manifiesto “Vindicación de los derechos de la mujer”, fue también esposa de Percy Shelley, poeta romántico y discípulo de su padre, con el cual se fugó a los 16 años y de donde toma su apellido. Tuvo varios hijos de los cuales sólo le sobrevivió uno, enviudó joven, la pareja se relacionó con lo más granado de la sociedad cultural de su tiempo, hay que recalcar la amistad con Lord Byron.
El bicentenario de la publicación de Frankenstein, trajo como resultado, desde la edición facsímil de su novela más emblemática, hasta la publicación de diferentes antologías, conociendo asi más de las obras de la autora.
Mary escribió su famosa novela en marzo de 1816, en una elegante mansión llamada Villa Diodati, cerca del lago Leman en Suiza, donde se instalaron un grupo de amigos entre ellos se encontraba: el poeta Percy Shelley, su amante, Mary Godwin, su amigo Lord Byron, dueño de la Villa, el médico de éste, John William Polidori, Claire Clairmont y la hermanastra de Mary.
El mal tiempo que hubo ese verano, no permitía que los huéspedes pasearan por el campo o navegaran por el lago, por lo que pasaron gran parte del tiempo, leyendo o charlando dentro de la residencia.
Como intelectuales, se fascinaban en comentar de literatura y de los avance de los experimentos científicos, particularmente los ligados a la electricidad de Luigi Galvani, consistentes en mover las patas de una rana mediante una descarga eléctrica que, para entonces, aún tenía un cierto encanto mágico.
De esta forma, entre historias sobre la magia de la ciencia, de los experimentos, lecturas y el encierro, se produjo el toque que le permitió a Lord Byron proponer, que cada miembro del grupo escribiera una historia de terror. Así se hizo, y el resultado fueron dos obras maestras de la literatura fantástica: El vampiro, de John Polidori y Frankenstein, de Mary Shelley.
Novela donde una criatura, de más de 2 metros de altura, cobra vida y huye del laboratorio donde fue creado. En la fábula, el monstruo no recibe ningún nombre, pero con el paso del tiempo se le ha atribuido el de Frankenstein, que es el apellido de su creador.
T.A.F.