La modista olvidada.

 


Recogiendo la información para la entrada sobre “Mujeres y peinados”, me encontré con mucha referencia, sobre los que marcaron hitos en la moda del siglo pasado: Coco Chanel, Donna Karan, Dior, Belenciaga, Kenzo, Versace, Prada y otros. Pero hay una en especial que me llamó la atención. Ya que, en todos los escritos, que aparecía, la nombraban como “la gran olvidada”, pues su nombre no aparece comúnmente en los medios, cuando se hace reconocimiento a los grandes de la moda.

Se trata de Elsa Schiaparelli, quien fue una diseñadora, diferente, atípica, pero que ejerció una gran influencia en sus contemporáneos. Su nombre, aunque no aparece como una firma prestigiosa, su obra merece ser reconocida.

Elsa Schiaparelli, la gran excéntrica, la rebelde. Conocida entre sus allegados como Schiap, nació en Roma, un 10 de septiembre de 1890, dentro de una familia adinerada vinculada a la cultura y a las ciencias. Elsa estudió en la Universidad en la misma Roma la carrera de Filosofía y Letras, al terminar sus estudios publicó un atrevido libro de poemas eróticos. Cuando cumplió los 18 años se fue a Paris, donde se casó con el conde William de Wendt de Kelor, vestida de negro, con quien se fue y se instaló en el año 1921 en New York, donde conoció y asimiló toda la modernidad de esta ciudad en plena ebullición, hasta que su esposo la abandonó junto a su pequeña hija y se vio obligada a retornar a Paris, donde Elsa se instaló sin trabajo y una niña que mantener, retomó sus antiguas amistades parisinas, estableciendo contactos con representantes del movimiento artístico que pululaban en aquellos momentos, como Francis Picabia, Marcel Duchamp y Man Ray.

Elsa, inaugura una boutique a comienzos de los años 20, en París, la cual permaneció operando hasta 1954, cuando, se negó a aceptar los cambios en la moda una vez terminada la II Guerra Mundial, siempre su rebeldía la alejaba de lo convencional.  

Siempre apostó al surrealismo como manera de expresión, una diseñadora con alma de artista, se mantuvo siempre bien posicionada entre los surrealistas y con los dadaístas de su época  

Elsa pasó a la historia como la primera diseñadora que se atrevió a mezclar la visión del arte con la de la alta costura, rompiendo con los cortes y diseños clásicos lo que de alguna forma causó una conmoción en el mundo de la moda, que se mantiene hasta nuestros días.

Una mujer olvidada que en ciertos momentos de su carrera rivalizaba y competía con Coco Chanel, quien la definía como “esa artista italiana que diseña ropa”, ya que en aquel momento era su máxima competidora. Mientras Schiaparelli, hacia todo lo posible por crear prendas llamativas, llenas de detalles e innovar con los cortes, Coco optaba por lo convencional en la moda.

La imaginación infinita de Elsa, junto con la participación en los movimientos artísticos dadaístas y surrealistas, la llevaron a un nuevo espacio creativo. Su rebeldía y su sensibilidad instintiva pronto la llevó a discrepar de su principal rival . Elsa, colaboró con Salvador Dalí y estos diseños se encuentran entre los más conocidos, como el sombrero de zapato y los vestidos lobster, Tearsy Skeleton, la influencia de Dalí, se nota en diseños como el sombrero de cordero, los bolsillos que simula una cómoda, el vestido de seda con una langosta pintada por Dalí.

Finalizada la guerra, Elsa regresa a Paris para continuar con su negocio, pero las tendencias de la moda estaban marcadas por la austeridad y la sobriedad, con Dior comenzando a ser el éxito del momento. Así con la publicación de su autobiografía: Shocking Life, en 1954, decide retirarse, curiosamente ese mismo año, los blancos, negros y grises de Coco ganaban la batalla mientras que la creatividad, el riesgo y el colorido quedaban en un plano marginal.

Murió en París en 1973 alejada de las pasarelas y de la moda.

T.A.F.