Cada vez que enciendo el
televisor y emprendo la búsqueda de algo que ver, me encuentro acosada con una
serie de programas que van desde los Reality Shows, novelas rosas, esoterismo, de
autoayudas, series y películas, los cuales, en su mayoría con finales felices,
en todos ellos hay una constante: intentan señalarte un modelo a seguir “para
ser feliz” lo cual, creo, que estereotipan el término y minimizan el
significado de felicidad.
Las imágenes de personas con sonrisas que colman las redes sociales, los
“top” musicales diseñados para elogiarla, los grandiosos finales felices
Hollywoodenses, las conferencias y entrevistas de superación personal y los Bestsellers
de auto-ayuda, todo orientado a ayudarte a alcanzar la experiencia de ser feliz.
En internet, cada vez son más los instructivos, las exhortaciones o caminos
señalados, para ser feliz. Sin embargo, me pregunto, ¿Qué es ser feliz?,
¿Existe la felicidad?, y en caso que asi sea, ¿Cómo “se consigue”? ¿Cómo se manifiesta?
¿Quizá sea algo para vivirse o para demostrarse?
Independientemente de todo esto, la ambición
cultural de la persona por ser feliz, resulta un tanto compleja, en parte
porque la felicidad no debiera considerarse como un “deber” o como un criterio,
para determinar la prosperidad de una existencia en particular y ni siquiera creo,
que debiera de anhelarse como un objetivo de vida.