Para el islam
las obras de arte son básicamente defectuosas en comparación con la obra de
Dios, por lo que se cree que el tratar de referir de forma objetiva cualquier
animal o persona es una ofensa grave a Dios. Este dogma, ha tenido el efecto de
reducir la esfera artística a solo, arabescos, mosaicos, la caligrafía islámica
y arquitectura islámica. Aun así, la representación humana o animal no está
totalmente prohibida en el arte islámico: de hecho, la imagen se puede encontrar en todas las culturas islámicas,
con distintos grados de aceptación por parte de las autoridades religiosas.
El
arte islámico tiene una tendencia a la geometrización, debido a la creencia en
la perfección de la geometría y las matemáticas como manifestaciones de la
perfección de Dios.
La mayoría de elementos arquitectónicos y decorativos están
basados en formas geométricas, especialmente el círculo –que simboliza la esencia
de Dios– y el cuadrado –que representa los cuatro elementos y los cuatro puntos
cardinales–, así como sus derivados: octógonos, dodecágonos, polígonos
estrellados, etc. Esta tendencia hacia la abstracción y la geometrización del
arte podría hacer creer que el arte islámico es puramente racional, pero lo
cierto es que al mismo tiempo es bastante sensual, deja la puerta abierta a los
sentidos, al goce estético de la contemplación, al disfrute de la belleza, que
es altamente valorada en la cultura islámica.
El
carácter árabe es esencialmente contemplativo, debido a la vida nómada y a la
experiencia del desierto, lo que provoca un proceso de conocimiento inductivo,
de los sentidos a la razón. Para el artista musulmán la belleza es camino de
perfección, la belleza conduce a Dios; lo bello es moral y espiritual. La
religión está siempre de forma sólida en el arte islámico, que es místico y
trascendente, incorporando lo cotidiano y lo universal, lo permanente y lo
efímero, lo mental y lo sensorial. En su forma de concebir el mundo tienen
especial relevancia elementos como la luz, el agua, el color, mientras que las
formas geométricas se complementan con el vacío, con la prefiguración de la
nada. Así como la belleza es fugaz, su realización en el arte se ejecuta a
través de lo decorativo, lo efímero, lo cambiante, lo dinámico –como los
efectos de luz y el fluir del agua–. También tiene mucha importancia la
caligrafía, la palabra escrita, ya que su religión se fundamenta en el Corán,
cuyos textos decoran a menudo los edificios islámicos.